Los pasados días 25, 26 y 27 de Agosto tuvimos la oportunidad de asistir a uno de los festivales de música electrónica más reseñables de este verano 2016. Nos referimos al Festival Forte, en la villa de Montemor-O-Velho (Portugal), ubicado en un marco espectacular a cielo descubierto que albergó durante tres noches y cuatro días las propuestas musicales y audiovisuales más vanguardistas dentro de la escena del techno actual.
Llegamos a Montemor sobre las 22h del jueves, ya que nos hospedamos en un apartamento en Figueira da Foz, a unos 19 kilómetros del castillo. Desde la estación de tren de esta localidad, la organización de Forte, facilitaba el transporte al mismo mediante un autobús totalmente gratuito, que partía desde este punto todos los días a las 21h, y regresaba desde el parking situado a los pies del castillo a las 10 de la mañana. He de decir, que el retraso de 25 minutos del bus y la ausencia de carteles informativos en la estación no ayudó a apaciguar nuestros nervios del primer día.
Tras el entretenido y sociable viaje en el bus, procedimos a guardar la pertinente cola para canjear nuestras entradas por unas pulseras a la llegada, tras un breve avituallamiento en el parking comenzamos nuestro ascenso al mismo a través de unas escaleras mecánicas que facilitaban “la escalada”.
Una vez en la cima, a las puertas del castillo, sobre las 22:30 hora portuguesa, nos comunicaron que el horario de entrada sería a las 23:30h, una hora más tarde, con lo cual, seguimos con nuestros menesteres entre encuentros con viejos y nuevos amigos festivaleros, que acudían de diversas zonas de Europa en una espera que resultó bastante amena con Superbock en mano.
Llegó la hora de entrar pasando así un control rutinario, junto a sus registros pertinentes, escaneo de pulseras…y ¡ya estábamos dentro!. Dentro de un recinto fortificado, entre murallas, torres al aire libre y siguiendo el sonido por la senda de entrada, fuimos encontrando los diversos espacios como amplias zonas de césped para el descanso, baños o la tienda de merchandising, donde pagabas 1 euro por una tarjeta de crédito que ibas recargando para bebidas; dos barras para coctails y otras dos barras que flanqueaban el escenario. Un escenario simple, coronado por un equipo de sonido bien ecualizado y a un volumen conveniente, que daba protagonismo a una gran pantalla central para la magia audiovisual que en ella se proyectaría a lo largo de las noches del festival.
Junto a este escenario, a la derecha, podíamos encontrar la zona de prensa con cómodos sillones y baño privado.
El telón se abrió con uno de los dos “lives” que ofrecía cada una de las noches el festival, hablamos del artista Ben Frost, que junto al gran espectáculo audiovisual presente siempre y variado según las actuaciones, y su guitarra, lleno el espacio con olas sonoras de ambient experimental, llenas de estéreos y gusto. Tras la emocionante actuación del artista australiano pudimos disfrutar por primera vez del grupo Cabaret Voltaire, formado en la actualidad por Richard H. Kirk, de nuevo con un live donde mostró sus nuevas producciones que nos hicieron mover el cuerpo y finalmente acercarnos a la pista.
Después de tomarnos un respiro y llenar nuestros vasos, llegamos al comienzo del esperado artista alemán Apparat, Sascha Ring, en esta ocasión mezclando música y grandes hits como “Bad kingdom”, se vio envuelto en una accidentada actuación con apagones de sonido exterior sin motivo técnico aparente; aun así nos hizo disfrutar demostrando que es un gran escultor musical.
La noche hasta el momento se presentaba bastante tranquila, con idas y venidas, temas reconocibles, bailes y risas hasta la llegada del veterano y mítico Ben Miller, fundador de Mute que no consiguió engancharnos en su sesión ya que en el momento nos resultó incoherente en su desarrollo, con una desequilibrada mezcla de estilos entre el techno, ambient y temas propios de un tech house sin condimento. Esto facilitó la llegada de Marcel Dettmann que durante 4 horas hasta el cierre levantó nuestros ánimos en un set ecléctico, que aunque no muy destacable, hizo mover al público a ritmo de techno y otros estilos como el EBM, reconociendo grandes clásicos como el mítico tema encargado del broche final “Behind the wheel” de Depeche Mode.
A las 10 de la mañana, estábamos de vuelta al hogar para recargar baterías y volver a la espiral de music “non stop” que continuaba el viernes noche con la sorprendente actuación del portugués Schuro a.k,a. Joao Ervedosa, que desde primera hora nos hizo bailar al son del más puro acid techno, anticipando así una noche cargada de nuevo de grandes artistas y rompepistas procedentes de focos muy dispares y estilos que abarcaron desde el techno clásico, al más industrial y el R&B más electrónico. Hablamos según avanzaba la noche, primero de Helena Hauff también conocida como “la nueva diosa del techno actual”, pilotando los platos de una forma brillante en una actuación llena de calidad en su selección musical y empatía con el público.
Tras ella, disfrutamos del increíble live de Ancient methods, en nuestra opinión una actuación estelar que nos llevó a un clímax sensorial nutrido por beats oscuros, creados por una gran maquina industrial cuyo engranaje lleno de energía, parecía imparable; y tras este espectacular directo, llegaba la actuación de Rrose, que resultó algo aburrida quizás por el planteamiento del line up, el horario dispuesto podría no ser el más acorde, aunque esta tregua de actividad no nos duró mucho con la llegada de Trade, que recuperó en parte nuestra agitación. Trade, conocidos como Surgeon y Blawan están uniendo fuerzas en un proyecto de colaboración. En esta alianza no han perdido su identidad y la reflejaron con creces en una actuación que no paró de crecer y transformarse como en una ida sin retorno. Retorno a la realidad que llegó a manos de Ben Klock, encargado del cierre de este día 26 de agosto, con un dj set que nos resultó bastante monótono y fatigante.
El despertar del tercer día, sábado, se retrasó algo más de lo habitual, y aun sin ser del todo conscientes volvíamos con ganas al eterno retorno musical donde el tiempo pasaría cada vez más rápido sin darnos cuenta. Así, nuestra excursión festivalera partió también más tarde, y organizándonos según el line up acudimos a nuestra cita diaria sobre la 2 y media de la madrugada, hora pactada para ver el directo de Orphx, dúo que entre sintetizadores albergó un sonido oscuro y psicodélico muy atractivo. Y a continuación nos esperaba una gran lista de artistas que sonaron fuerte, con el techno por bandera hablamos de Silent Servant, Sebastian Mullaert y Ulf Eriksson, el contundente Kobosil, que subió la agitación del gentío en una de las sesiones que más destacaron de esta edición, sin darnos cuenta el cielo clareaba apuntando al día, y conquistando el escenario en cabina estaba el alemán Rødhad, que nos hizo ver que el sonido durante toda la noche había estado limitado y sin miramientos causó el subidón de audio que llego a la par con el de muchos de los allí presentes.
El encantador clima natural del entorno se fue tornando cada vez más difícil, con un calor intenso y pocas zonas de sombra, en este punto la organización tendría que haber sido más previsora, aunque en las tres siguientes sesiones que para nosotros serían las últimas, nos referimos a Vril, Drumcell y Truncate los artistas consiguieron que el público hiciera caso omiso a la climatología a ritmo de bombo. Y así terminó para nosotros el Festival que para otros los haría a las 21:30h del Domingo entre ritmos más houseros.
Nada más que dar nuestra enhorabuena al Festival Forte por tal magnitud de nivel musical, ubicación, organización, personal y trato. Cerramos un capítulo de una historia que planeamos continuar en la próxima edición! Até a próxima 2017!!!!!!!!!!!!.
Texto: Maria José Tomillo
Imagenes: Unai Antinoo
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