¿Os habéis planteado alguna vez que es un buen gourmet? Fácilmente podéis caer en una idea clasista y de alto standing, muy alejada de la realidad. Podríamos resumirlo en ser curioso, ser curioso con la comida. Algo parecido nos ocurrió el sábado pasado en Industrial Copera, noche en la que nuestra exploración musical alcanzó límites insospechados con el directo de SNTS aka The Black Mask.
Empecemos por lo cierto. Lo que cuenta en el camino de un gourmet es todo lo que está del lado de la búsqueda y como culmen, el hallazgo. Símil comparable con lo que nos ocurriría el pasado sábado cuando nos adentramos en la sala granadina Industrial Copera. Era pronto, poco mas de las 1, una curiosidad inmensa nos acechaba durante días por los sonidos que sospechábamos descubrir, por lo que no queríamos perdernos un instante de la atmósfera que allí se formaría.
La primera degustación nos la ofreció Jake R. Kaiser, creando un contexto ideal y sutil. Un comienzo cargado de atmósferas envolventes, suaves ritmos y delicadas texturas. La pista empezó a ser arropada por los diferentes clubbers que aquella noche peregrinaron hasta Industrial Copera y los ritmos comenzaron a hacerse presentes. Acompañaban a estos potentes bombos, haciendo de este warm up, toda una sorpresa para un servidor. Una progresión perfecta que dejó la pista a una temperatura ideal para que SNTS tomara posesión.
Volviendo al símil, pienso que esa búsqueda del sabor es una forma desnuda de deseo. Y como tal, el truco está precisamente en su insatisfacción constante. Vamos, que el primer plato estuvo bien, pero veníamos buscando la exquisitez. Y la encontramos, SNTS lanzaba su directo a los fieles, englobado bajo el concepto que mejor define la música que disfrutamos, oscuridad, anonimato, intriga y sobre todo, exploración. Exploración por un mundo inusual, cargado de dinamismo, texturas, sensaciones, …. Como con un cuchillo entre los dientes, no hubo un instante de miramiento, desde el comienzo nos transporto al lugar remoto de donde procedía, oscuro, tenebroso, pero ante todo, intenso. La potencia y perfección de los bombos era de otro mundo, acompañada por rápidos ritmos y esas frecuentes y delicadas apariciones de la Roland. Sutiles cortes de graves, claps que te castigaban la mente y de nuevo soltaba, siempre controlando desde su Akai y sutilmente dotando de efectos el sonido desde un iPad. Un viaje que por momentos pensamos era solo de ida, y que fielmente hubiéramos firmado. Apoteósico discurso, un sonido muy propio y logrado, tal es asi que la producción del disco “Losing Sight“ tuvo lugar en una cueva, y que el soundsystem de Industrial Copera nos dejó disfrutar y apreciar matiz tras matiz. Momento de inflexión cuando hizo sonar el “Here I Come Now de Unam Zetineb”, toda una declaración de intenciones directa a los allí presentes. Como un buen plato, la duración fue propia para ni excederse ni pasar inadvertido, una combinación perfecta para conocer y reconocer.
Como postre, teníamos a Le Coné. Después del nivel marcado no era tarea fácil la que se le presentaba, pero nos hizo muy llevadero el fin de la noche. Tomó el mando justo donde lo dejó SNTS y se lo llevó a su terreno. Sin abandonar en ningún momento la linea marcada en toda la noche, cargó el ambiente de bombos pesados y melodías oscuras, haciendo aparecer en ocasiones algunas bastante ácidas. Todo un gustazo para un servidor. Como premio final a la noche hizo sonar el “Gegen de Paula Temple”, terminando así de perturbar la mente de los presentes.
En definitiva, el gourmet es esencialmente un investigador de sabores, busca, prueba, piensa, almacena y se pone otra vez a buscar nuevos sabores. Es un glotón, pero muy selectivo. Nosotros pudimos disfrutar de uno de los mejores platos musicalmente hablando de la mano de SNTS, para muchos definido como una locura, pero que para nosotros fue pura paz interior. Seguiremos en la búsqueda de satisfacer nuestra curiosidad y os relataremos que tal. Hasta la próxima.
- Fotos: Fran Ortiz.
Chapó!