Gran Teatro de Huelva. Quique González nos visita por primera vez para presentarnos su nuevo álbum ‘Me mata si me necesitas’. Un álbum que parece inspirado en la novela negra de Elmore Leonard o de George V. Higgins y en el cine de Jean -Pierre Melville.

Se presenta con su banda: Los detectives. Formada por: Edu Ortega (violín, mandolina y todo lo que tenga cuerdas), Edu Olmedo (batería), Alejandro Climent «Boli» (bajo) y David Shultness (hammond y teclados) . Más que banda, son amigos. Algunos ya le acompañaron durante la gira de «Delantera Mítica» y se nota la complicidad, el buen rollo…
La escenografía corre a cargo de Silvia Fernández  y parece sacada de una peli de gánsters en blanco y negro: una vieja cabina telefónica, varias farolas con luz tenue, una ventana con siluetas… y de repente suena un teléfono, y en escena aparecen Quique y su banda.

Comienza el concierto confesándonos que le tiemblan las piernas, pero arropado por los aplausos y un público puesto en pie, empiezan a sonar los primeros acordes de Detectives, la primera de la canciones de la cara A del álbum, que es como «el trailer» del disco. Le siguen Se estrechan en el corazón, Sangre en el marcador (una de las canciones más rockeras) y Charo, en ésta última y al no acompañarle Nina (cantante del grupo Morgan) los encargados de hacer las voces somos la chicas (aunque Edu Ortega y Pepo también hacen de coristas). La canción es una road movie, la historia de amor de un camionero que recorre «la 634» del Norte y una chica que trabaja en un bar de carretera. Le sigue Cerdeña cuando nos confiesa que escribió esta canción en un viaje a la isla y que refleja uno de esos momentos en los que el amor está a punto de atropellarte. Termina así la primera parte del concierto.

QUIQUE GONZÁLEZ GRAN TEATRO

 

La segunda parte está dedicada a la novela negra y hace un repaso de sus personajes a través de canciones como: Kid Chocolate, Caminos estrechos, Dónde está el dinero y Tenía que decírteloQuique se adentra así en los bajos fondos y en la escena del crimen organizado.

En la tercera parte hace un recorrido por Salitre 48, del que se cumplen quince años, y llega quizás el momento más nostálgico del concierto, en el que Quique hace referencia al gran Enrique Urquijo y en cómo compuso Tarde de Perros una noche lluviosa de Noviembre, de vuelta a casa. Después le llega el turno a canciones tan míticas como La Ciudad del Viento y Salitre, dos de las canciones más coreadas por el público. Le sigue el resto de canciones de su nuevo disco como Ahora piensas rápido, Orquídeas y Relámpago , para terminar con La casa de mis padres una canción desgarradora que ahonda en sentimientos que son difíciles de mostrar y que para él ha sido una especie de catarsis. Perdió a su padre el año pasado y necesitaba contar sus sentimientos y emociones al no tener esa referencia.

Comienzan los bises, después de minutos de palmas y aplausos. Suena Pequeño R&R cantada por un Quique con voz desgarrada y despojado de su guitarra, agarrando el micrófono con furia. Le siguen Avenidas de tu corazón y Su día libre. Finaliza este bloque con Avería y Redención en la que como dice su letra: «acabé cruzando telegramas con Lucifer»… A estas alturas, a más de uno del público no le hubiese importado invocarlo, con tal de que no se acabara el concierto.
Llega el momento de los agradecimientos, al equipo técnico y a cada uno de los miembros de su banda: Los Detectives. Se escuchan los primeros acordes de Clase Media, una canción apátrida que no aparece en ningún álbum.
Le siguen Kamikazes enamorados que el público corea totalmente entregado y anuncia un partido de la NBA, que se jugará esa misma noche, un duelo Dallas-Memphis al que todos asistimos entusiasmados. Y así, mientras los «ejércitos del rock rompen filas», Quique González se despide no sin antes dedicar el concierto a Manolo Tena.

 

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