El pasado fin de semana, parte del equipo de Grow Sound Magazine se desplazó hasta la capital del país para disfrutar de un completísimo fin de semana de clubbing. La primera cita ocurrió la noche del viernes 13 de noviembre. El sitio elegido fue el legendario Ya’sta Club de Madrid, una sala que acaba de cumplir nada menos que 30 primaveras, dando colorido y buena música a la noche madrileña, año tras año, con sesiones variopintas (desde conciertos de rock hasta la electrónica más underground) de jueves a domingo. Asistimos pues, a uno de los locales del corazón de la península más activos  en cuanto a producción de eventos, aunque muchos nos comentaron que sus épocas doradas hace tiempo que llegaron a su fin… veremos que tal.

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En esta ocasión, la fiesta que nos motivó el desplazamiento fue la denominada Selenium, lo que corresponde a la sección psy-trance más conocida en la capital. Los artistas invitados fueron, por un lado, como representante del sur del país, J-Xtorsion, y como cabeza de cartel, el emergente Dust, probablemente el DJ y productor más representativo del sello Looney Moon, presente en la mayoría de festivales de psy por todo el mundo. Junto a ellos, el organizador del evento, DJ de Palo, un personaje imprescindible en el desarrollo de la cultura trancera madrileña. Así pues, ya teníamos sobre el tapete todos los ingredientes necesarios para una gran noche de psicodelia.

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Tras dar mil y una vueltas por el centro de Madrid en busca de aparcamiento, nuestro acceso a la sala se produjo más tarde de lo que nos hubiera gustado. Teníamos muchas ganas de ver en acción a nuestro paisano Josele, más conocido como J-Xtorsion (cuando pincha hi-tech), o Akash (modo psy-breaks). Curiosamente, lo anunciaron en cartel como J-Xtorsion vs Akash, lo cual nos hacía presagiar que desplegaría un set a caballo entre ambos estilos. Para nuestra sorpresa, comprobamos como el sevillano ponía discos de forest, uno de los estilos de trance más en auge, de tintes oscuros, melodías ácidas y ritmo vertiginoso. Tan sólo pudimos presenciar los últimos latigazos de su sesión, pero a juzgar por los ánimos del público y sus mezclas postreras, sin duda debió cuajar una soberbia actuación, llena de energía y contundencia, como suele acostumbrar el líder y creador de Skizodelic Mind, uno de los colectivos andaluces más activos de la escena nacional. Josele vino a sustituir al extremeño Triplock, uno de los principales responsables de Konfussion Festival, cuya baja se anunció hace unos días.

Antes de continuar con el acto principal de la jornada, voy a dar unas pinceladas sobre la discoteca. Su ubicación en la calle Valverde, una de las bocacalles de la Gran Vía, es su punto fuerte. Una situación céntrica de auténtico privilegio. La distribución de la sala, sencilla e intuitiva, escenario elevado al frente, con la barra hacia un lado y un pasillo de descanso y servicios hacia el otro. Hasta ahí los aspectos positivos. El semblante de la sala deja mucho que desear, el local carece de identidad. Apenas pueden apreciarse elementos que le aporten originalidad o personalidad. La decoración brilló por su ausencia, cosa que no debería obviarse en fiestas de este tipo. La música trance es muy visual y necesita de cierta escenografía para que la experiencia de baile sea completa y divertida. La iluminación tampoco acompañó. Las luminarias dispuestas por el local producían un efecto de luz soso, demasiado uniforme y de intensidad excesiva. Pero lo peor no acaba aquí. La acústica resultó deficiente, muy por debajo de lo que debe uno esperarse en un club de esta calaña. Que alguien me explique qué sentido tiene escuchar música electrónica sin graves.

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Bajo estas condiciones, qué decir del plato fuerte de la noche, el virtuoso Dust. El sonido instalado nos impidió atender su actuación como se merece. En lugar de ello, intentamos divertirnos de otra manera, hablando con amigos e interactuando con la gente. Eso sí, la mayoría de ellos bailaban y parecían muy satisfechos con la fiesta. Mientras tanto, el italiano desarrolló un set mucho más convencional de lo que suele pregonar, supongo que coaccionado por las limitaciones del sound system. Sólo hacia el final de la sesión pudimos constatar ciertas dosis del psy-trance mental y profundo que se le presuponía. Acto seguido, el residente Dj de Palo cerró su evento con un repertorio vacío e insustancial que pasó sin pena ni gloria en una noche musicalmente para olvidar.

Nos hubiera encantado escribir buenas palabras para un festejo como este. Sin embargo, nuestro compromiso de  información con nuestros lectores nos obliga a ser sinceros. Decimos esto porque nos complace que se generen eventos de este tipo, y más aún en Madrid. La falta de recursos y de público que apoye la cultura psy en nuestro país está provocando complicaciones en la proliferación de este tipo de celebraciones, cada vez más escasas, y en manos de menos personas que lo promuevan. Una pena, porque aunque no se trate de nuestro género favorito, es en ellas donde podemos encontrar mejor ambiente y buen rollo. Según nos dicen, es en Barcelona e Ibiza donde más se mueve la escena últimamente. Pronto lo comprobaremos…

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