A estas alturas de la película, creo que no hacemos ningún mal a nadie en dar por hecho que todos habéis oído hablar del ADE (Amsterdam Dance Event), el festival clubbing europeo por excelencia, peregrinaje obligatorio para aquellos que deseen experimentar en sus carnes todo lo que puede dar de sí una ciudad como la de Amsterdam, sobre la cual se despliega una programación extensísima. Busquen sus artistas o sellos favoritos, y los encontrarán pinchando en alguna de las salas de la capital holandesa durante la semana del 16 al 20 de octubre, de miércoles a domingo. Electrónica a la carta para todos los gustos, desde lo más experimental o melódico, hasta lo más rudo y underground. En este reportaje, les traemos esto último.
Si desean ampliar información sobre ADE (web oficial), les recomendamos navegar por nuestros artículos relacionados, mención especial para el tercer tomo de nuestra sección Clubbing por Europa, a través de la cual narramos nuestras aventuras por la edición de 2012, cuando lo acometimos por primera vez. Para este año, nos hemos centrado en las fiestas Intercell, motivados por sus line-up de infarto y, sobre todo, por tratarse de uno de los pocos colectivos de techno con los que nos faltaba colaborar en las Países Bajos. Teníamos mucha curiosidad por ver cómo se las gastan y… ¡bingo! Sigan leyendo, porque nuestra decisión no pudo ser más acertada.
Si seguís mis crónicas, os sonará la promotora Reaktor (ver), una de las más activas y laureadas en cuanto a la producción de grandes eventos techno, casi siempre en warehouse, otras como montadores de un stage en festivales… pues bien, Intercell no tiene mucho que envidiarles, ya que con un concepto similar, igualmente industrial y minimalista, despachan unas auténticas bacanales de beats duros como el hormigón, y en el ADE no se iban a quedar atrás. El campo de batalla elegido para sus cuatro ceremonias fue el warehouse H7, junto a la estación de Sloterdijk, facilitando así el transporte de los asistentes… ¡kick-off!
JUEVES
La primera de las contiendas contaba con el apoyo del legendario club Basis, un verdadero antro en el corazón de Utrecht que ya nos ha dado muchas alegrías. Tras dejar nuestras pertenencias en una de las taquillas, nos adentramos en las profundidades de la nave industrial H7. En seguida quedamos maravillados por el espectacular despliegue de medios para la ocasión: láseres, luminarias móviles de todo tipo y color, cegadoras, humos, visuales a tres pantallas de temática de terror, con muchos sketches de películas conocidas… y lo mejor: un sound system que erizaba los bellos con una presión de graves descomunal. Esto prometía…
En cabina, el omnipresente Parrish Smith daba cierre a su set a base del EBM tan en boga en estos momentos, desgraciadamente. El holandés daba paso al genuino DJ Stingray, quien tras un inicio rompedor de techno metalúrgico fue emborronando su repertorio hacia los terrenos pantanosos que tanto le gustan, esto es, eclecticismo y espontaneidad en estado puro, sin reglas ni directrices claras. Su anarquía descoloca a cualquiera, pero es su rollo. Veníamos advertidos, pues en ZeeZout ya tuvimos la ocasión de echarle el ojo al americano (ver). No obstante, lo bueno aún estaba por llegar…
Dasha Rush nos volvió a regalar una sesión memorable, y ya van unas cuantas. Su polivalencia y plasticidad están al alcance de muy pocos. No nos cansaremos de repetir que estamos ante una de las grandes del circuito, y es que el abanico de posibilidades de la rusa parece no tener fin, ya sea en formato live, DJ set, industrial, mental… todo lo que toca lo hace oro. El closing fue obra de Rebekah, otra que tampoco se queda atrás y que cuenta sus actuaciones por conquistas. Hard-techno abrasivo y vertiginoso, directo a la yugular… si necesitan paradas, vayan al metro.
VIERNES
Si durante la primera jornada vivimos un ambiente muy juvenil, además de brillar en abundancia (todos los días terminaron siendo sold out), durante el fin de semana percibimos una notable subida en la edad media de la audiencia. La del viernes fue la noche de la contundencia, del «sálvese quien pueda». Poco podemos decir de Stranger, a quien sólo vimos darle las últimas pinceladas a su set. Al que sí disfrutamos de principio a fin, fue a Scalameriya, viejo conocido por su paso por Transport en Rotterdam. El serbio, fiel a su estilo, derrochó rudeza y contrarritmos a cascoporro… uno de los actos más ruidosos del ADE, ideal para ahuyentar tanto ratas como espíritus benignos.
Si existe un live analógico que brilla tanto por su calidad como por su fiereza, ese es el de Ansome. El británico, otro buen exponente del sonido Birmingham, no dejó a títere con cabeza durante su directo de una hora. A continuación, el rey del techno rasgado, Perc, también pasó su cepillo de púas de acero por un dancefloor en plena ebullición. La velada iba de ingleses, así que Manni Dee pudo poner el broche de oro sin rebajar tono ni piedad, aunque unos puntos por debajo de sus notorios predecesores. Con toda probabilidad, más de un asistente tuvo que pasar por enfermería tras los terremotos que sacudieron sin miramientos los maltrechos cimientos del warehouse.
SÁBADO
El evento más esperado de todos: Noise Manifesto. Con este sugerente slogan, Intercell nos mandaba un claro mensaje de advertencia. No iba a ser una noche fácil, nada apta para mentes perturbables u oídos sensibles. Nuestras ganas y expectativas estaban por las nubes, por lo que no tardamos en acceder al recinto para escuchar parte del warm up que ofreció Hemka, una joven parisina de la que poco o nada sabíamos. Calentamiento perfecto a base de cadencias hipnóticas y futuristas, que nos transportaron rápidamente hacia el paisaje sonoro que nos esperaba. Arrancamos bien.
Acto seguido, el live de SØS Gunver Ryberg añadió aún más tensión a nuestro estado anímico, gracias a su prontuario de sonidos apocalípticos, propios de una Tercera Guerra Mundial entre humanos descalabrados y seres de otro planeta. Cuando vimos a la danesa el año pasado en Katharsis (crónica), nos quedamos perplejos, y esta vez pudimos corroborar nuestra admiración por su atrevida banda sonora. Más tarde, el bueno de Shlømo nos soprendió con un espectro bastante más agresivo y directo de lo que acostumbran sus numerosos releases. Sin embargo, nos quedamos con la faceta productora del francés, si bien se adaptó bien a lo que el aguerrido público de Intercell demanda.
Fin de las medias tintas. Humo, y más humo… emergen las figuras de Paula Temple y SNTS tras los platos. Si teníamos algunas dudas sobre lo que daría de sí esta unión sin precedentes, estos dos maestros del techno más devastador las disiparon al poco de enlazar un par de tracks. Bombos pesados, platillos punzantes, giros inesperados… su back to back tuvo de todo, menos compasión. Se notó perfectamente lo que aportaba cada artista; 1+1 fue 2, en este caso. Pensábamos que tal aluvión iba a ser insuperable, pero volvíamos a estar equivocados. Ghost in the Machine. Quédense con este nombre, y hagan lo posible por verlos actuar. ¿Les gusta lo ácido e industrial, pero echan de menos cierta calidad musical en estas vertientes? Estos dos tipos han dado con la solución. Bestial.
DOMINGO
Tocados, pero no hundidos… fue como acudimos a la última batalla, quizás la más descafeinada, pero todavía con buena tela que cortar. La emergente KI/KI haría las veces de sparring con su temprana actuación, de la cual sólo apreciamos algunos mimbres mientras nos hacíamos con locker y unos tokens. El relevo lo tomó Pär Grindvik, lo mejor del envite. El sueco, otro que elevó unos peldaños la intensidad de su repertorio más habitual, se metió al público en el bolsillo, desde primera hora, gracias a sus magistrales transiciones, y a una selección musical exquisita, pero perfectamente en consonancia con el concepto de Intercell.
Nos atrevemos a meter en el mismo saco a los dos versus que dieron lugar a mediados de la noche: primero el de Body Sushi (Randomer y VTSS), y después el de Héctor Oaks y Sunil Sharpe, pues ninguno nos engatusó demasiado. Estos últimos, al menos, sonaron como los ángeles debido al formato vinilo, sacándole todo el partido a una acústica de diez. El encargado del cierre definitivo a esta edición del ADE fue I Hate Models, un DJ que cada vez nos convence más, ya que su discurso parece que va cogiendo más forma, alejándose un poco de tanto ruido sin control, volcándose hacia derroteros más technoides. El galo se manejó muy bien con la mesa de mezclas y, como siempre, empatizó con el respetable, disfrutando y bailando como uno más.
Como han podido comprobar, hemos podido saborear las mejores mieles del festival sin movernos de sitio. Nos quitamos el sombrero con el trabajo de Intercell, en todos los sentidos, no se nos ocurre ni un “pero”. Mención especial también para la excelente labor de James Lost con las visuales, y de Strobert con la luminotecnia. Ambos técnicos, terminaron de redondear una experiencia techno profunda e intensa, nada fácil de superar. Por su parte, agradecerle a Chip de Jong todas las facilidades ofrecidas para que podamos cubrir todos estos eventos. Confiamos en que nuestras relaciones con esta crew continúen por este buen camino que acabamos de empezar… ¡seguiremos muy de cercas sus pasos!
Autor: Pablo Ortega