Hoy les traemos uno de los grandes del verano, nada menos que Welcome to the Future. A más de uno le debe sonar, y es que este macro-evento juega en las ligas de los más potentes: Awakenings, Misterylands, Amsterdam Open Air, Dominator… son otros ejemplos de festivales holandeses a gran escala. Llevábamos varios años detrás de él, hasta que al fin nos han abierto sus puertas. El gran parque de Het Twiske, ubicado a las afueras de Amsterdam, hacia el noroeste de la capital, se vistió de gala para dar acogida a esta importante efeméride. Los autobuses lanzadera salieron desde la estación amsterdamesa de Sloterdijk.

Un total de ocho escenarios desarrollaron una extensa programación de música electrónica, sobre todo house. No obstante, los amantes del techno y los sonidos más densos, también teníamos buenos platos fuertes que degustar, básicamente en dos de dichos stages: el Basement (sótano) y el Techno, valga la redundancia. Los otros seis, estaban más dirigidos al público que buscara melodías más frescas y convencionales: Main Stage, Circus, House, Amsterdam, Garden (patrocinado por Bacardí) y Forest… ordenados de mayor a menor envergadura. Cabe recalcar de forma genérica, el espectacular despliegue de infraestructuras por todo el complejo, sobre todo en acústica, ya que se instalaron Funktion One en todas las áreas. Se hizo bueno el lema del festejo: “The future is today”.

Welcome to the Future Festival

La escenografía también se cuidó hasta el mínimo detalle, destacando un impresionante Main, compuesto por varias mansiones gigantes y un enorme corazón flotando en medio, que bien podría estar a la altura de todo un Tomorrowlands. El stage Amsterdam, por citar otro ejemplo, se decoró con un frente de fachadas propio del centro de la ciudad, más concretamente del Barrio Rojo, ventanales con prostitutas (actrices performance) incluidos. Por su parte, el escenario Circus se presentaba como un gran espacio circense, a modo de teatro de variedades, de mucho colorido y surrealismo, muy al estilo de ElRow. Como se podrán imaginar, las dimensiones del recinto eran considerables, similares a las del Awakenings.

Pese a todo este glamour, nuestra primera visita, y a la postre el stage que más nos interesaba musicalmente, fue al Basement, un pequeño bunker indoor. Desgraciadamente, como ya nos pasara tantas otras veces en este país, el dancefloor que ofrece el sonido más duro, fue el menos dotado. No obstante, contaba con un sound system más que suficiente para hacernos tragar aire, pero lamentablemente, no llegó a sonar en condiciones hasta la última actuación, lo cual provocó nuestra marcha en más de una ocasión. Así pues, apenas disfrutamos del live de Audion, drásticamente empañado por unos Funktion One a bajísimo rendimiento. Tampoco Roman Poncet, de quien tenemos que añadir que su techno frívolo y facilón nos defraudó sobremanera, nos convenció a permanecer allí.

20246080_10155720960758755_6491105982368282579_n

Aún insaciados de sonido de la Motown, acudimos al área denominada Techno, con ganas de comprobar cuánto de obvio tendría dicha etiqueta. El back to back entre Luigi Madonna y Markantonio, a quienes entrevistamos recientemente, nos subió un poco los ánimos. Los napolitanos siguen apostando por ese techno percusivo y cálido que siempre caracterizó a los artistas del sur de Italia. Sin embargo, movidos por la curiosidad de terminar por conocer todo el tugurio, nos adentramos en la maleza, hacia el corazón del festival, donde se hallada un escondido escenario Forest, de nombre muy acertado, pues su pista quedaba parcialmente cubierta por la frondosidad de la vegetación. Allí presenciamos el acto más extravagante, pero también original, del evento. Un extraño personaje, de pseudónimo Albino, blanco y raquítico como un folio, dedicó su hora de directo a rayar al personal a base de asonancias ácidas e impredecibles, sin ningún rigor armónico. Un simpático dislate.

No aguantamos mucho allí, y es que si este festival puede presumir de algo, es de magnitud de line-up. Una vez en el Circus, alcanzamos a verle la calva a nuestro compatriota Paco Osuna, quien se despedía de un cuantioso público entre aplausos y vitoreos. El dúo Adriatique saltó a escena, sorprendiéndonos gratamente con un buen repertorio de tech-house contundente y pistero. El sonido de esta carpa era ensordecedor, sólo apto para tímpanos protegidos, cosa que nos encanta, para qué engañarnos. Luego nos dimos una vuelta por el stage House, donde el veterano Damian Lazarus tiró de viejas producciones de minimal. Nos habría encantado si siguiésemos en el año 2010.

Welcome to the Future Festival

Como ya avanzamos antes, nuestro escenario favorito, en cuanto a contenido artístico, era el Basement. De vuelta bajo su cubierta metálica, ni la pareja compuesta por SHDW y Obscure Shape primero, ni Artifakt después, nos alegraron los oídos, fundamentalmente por los problemas de acústica antes mencionados. Una verdadera pena, porque este último, ejecutaba un live de lo más interesante, muy maquinista, techno de toda la vida. No había otra que regresar al área Techno, donde el legendario Chris Liebing nos puso en órbita con su prontuario de bombos pesados y bassline envolvente. Aunque sigo pensando que el alemán ya no es, ni de lejos, la referencia que fue hace unos años, lo cierto es que sigue mezclando como los ángeles. Muy pocos pueden presumir de que todo su set parezca un mismo tema. El capo de CLR Records no sólo lo consigue, sino que además sabe cómo mantener la tensión durante todo su desarrollo.

De todas formas, lo mejor del festival estaba por llegar. Uno de los más valiosos activos de CLR, precisamente, sí que consiguió transformar el Basement en una verdadera olla a presión. Nos referimos a Monoloc, un tipo que, sin hacer mucho ruido, cada vez vemos más presente en fiestas de este calibre. Techno de gama alta, bajo en bpms pero sobrado de calidad. Un closing de matrícula de honor. No obstante, todavía nos sobró tiempo para presenciar algún cierre de escenario más. Loco Dice clausuraba el Main Floor con su tech-house groovero y bailongo, mientras Dave Clarke hizo lo propio en el stage Techno. Sin embargo, nos quedamos con la sorpresiva actuación de Lil Louis, un tipo al que no conocíamos, pero que tenemos que escuchar otra vez. Magistral manejo de la mesa de mezclas, despachando un house con aroma a Chicago, de excelente ritmo y pegada.

Welcome to the Future Festival

Como bien habrán adivinado, me hice unos pocos de kilómetros por el recinto. Había mucho que ver, el menú era de extenso y apetitoso, una buena oportunidad de ponerse al día en estilos que no piloto demasiado. Sin lugar a dudas, Welcome to the Future merece su inclusión en cualquier top de festivales, a nivel continental. La nota negativa la puso el desalojo del mismo, terrible en todos los sentidos. Los autobuses lanzaderas llegaban con cuenta gotas, y para colmo, la única fila de asistentes se convirtió en un polvorín, a lo “tonto el último”. No murió gente de milagro. Tardé cinco horas en llegar a Rotterdam. Esperemos que esto no vuelva a ocurrir en futuras ediciones… Por lo demás, ¡chapó!

Autor: Pablo Ortega

Hacer Comentario