Una vez más, el Techno nos ha vuelto a sorprender. Cuando lo habitual o frecuente puede parecerte monótono o llegar a cansarte, te das cuenta que este peculiar estilo tiene algo nuevo que contarte, una nueva realidad a la que transportarte. Esas fueron las sensaciones que nos dejaron Speedy J y Reeko el pasado sábado en Industrial Copera y ahora te contamos porqué…
Pensando en las religiones podríamos decir que estas buscan ofrecer un bienestar que en otros lugares no somos capaces de encontrar tan fácilmente, un estado mejor al actual. Las personas buscan en ellas unas respuestas, un apoyo o algo/alguien que los guíe. En un concepto global diríamos que es como crear otra realidad, o modificar gran parte de ella. ¿Qué tiene el clubbing de distinto a esto? Noches como la de sábado pasado nos dan muchas respuestas.
Cuando llegamos a la sala granadina, Industrial Copera, nuestro propio lugar de adoración, Reeko iba a dar comienzo a su set. El sería el encargado de darnos el primer viaje, y de qué manera. El ambiente no destacaba por la cantidad, pero si por la calidad, toda la gente allí reunida sabía a lo que iba, sabía el tipo de discurso que se nos presentaba, pero para nada a donde nos llevaría. Con un comienzo cargado de atmósfera, rápidamente la oscuridad se apoderó de la sala, un nuevo estado se generaba. Progresivamente los ritmos se hacían presentes pero en ningún momento saliendo de la línea trazada. ¿Quién no se sintió por momentos en algún garito de Berlín?
Siguiendo con el concepto de las religiones, aquí alguien te guía en un momento concreto, pero no es para siempre, los maestros enseñan a sus discípulos, y en este caso Oscar Mulero debería estar orgulloso. Unas mezclas que no dejaban de recordarnos al mismísimo, y es que el de Mental Disorder más que promesa es realidad, la misma realidad que creaba tema tras tema.
Tras la ovación de los presentes por el discurso marcado, era el turno de otro maestro, Speedy J, y es que no nos cerramos a uno solo, nos gusta la variedad de opiniones, de ideas, pero este tenía algo más serio que contarnos. Y es que el de Electric Deluxe castigó a todos los presentes a golpe de bombo. Discurso apoteósico que nos hizo evadirnos por completo, ¿Quién no sentía que podía llenar cualquier vacío en si con cada golpe de bass? Y si quedaba algún resquicio, la energía de la gente lo completaba. Se respiraba buen rollo, el bienestar era común, no necesitábamos más. Tan solo discursos que te hacen viajar, no creer, te hacen libres.
La noche llegaba a su fin y con ellos la vuelta a la cruda realidad, sumándolo todo, noche llena de realidades paralelas, con ese fuerte sentimiento de unión que necesitamos fin de semana tras fin de semana. El viaje llegaba a su fin pero un mensaje retumbaba en aquellas mentes, Techno es nuestra religión.
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