Cita ineludible donde las haya, Unpolished se ha convertido en toda una referencia a nivel continental para la degustación del turrón más duro al que se le puede hincar el diente… esto es, techno sin contemplaciones ni medias tintas, crudo y underground; no apto para mentes perturbables, ni para tobillos delicados. Como cada año, la promotora Reaktor (ver artículos relacionados) nos sorprende con un line-up en el no llegamos a conocer de antemano a todos sus artistas, lo cual se agradece, garantizando originalidad y sonidos poco convencionales. Sin ir más lejos, el cartel para esta edición nos descolocó por completo… ¿bajón de calidad o diamantes en bruto? ¿o quizás terrenos inexplorados? Amigos, nunca duden de este colectivo, y menos de este evento, porque lo que se va a despachar siempre va a cumplir con creces hasta las expectativas de los más exigentes.
Buena prueba de su repercusión es la facilidad pasmosa con la que llegan al temido sold out, sin ser precisamente barato, provocando un mercado de entradas de segunda mano muy ajetreado. Por otra parte, el público asistente proviene de todas partes del globo, ya que podemos escuchar infinidad de idiomas entre sus peregrinos (¡muchísimos compatriotas! eso sí, sin banderitas), incluso bastantes rostros asiáticos o de color, y es que Unpolished es la bacanal del techno más hard por excelencia. Además, su merchandising está teniendo una aceptación palpable, pues son muchos los que visten sus oscuras prendas. Por Holanda, todos los que estamos en el ajo identificamos rápidamente su logo: una U de hormigón, tosca y pesada, como la música que nos esperaría.
Una vez más, el mastodóntico Warehouse Elementenstraat, situado en el distrito de Sloterdijk en la ciudad de Amsterdam, sería el campo de batalla para la esperada contienda, una nave sectorizada en cuatro salas que cuenta con el tamaño y las instalaciones suficientes para el desarrollo de una guerra de este calibre. De hecho, me gustaría resaltar el sistema de climatización y renovación de aire que funcionó a la perfección en casi todos los espacios, evitando el típico acaloramiento tan desagradable que solemos sufrir cuando acudimos a macro-eventos tan aglomerados. Matrícula de honor para los soundsystem, ensordecedores, pero de gran nitidez, en todos los stage, sin llegar a menospreciar ni al más pequeño. La iluminación también resulta inmejorable, así como las visuales del main room. Poco más se puede pedir…
Aún bajo el frío y escasez de luz natural por estas latitudes, nos tenemos que remontar hasta el 6 y 7 de marzo, viernes y sábado, para datar la experiencia. Como pueden ver en el adjunto de abajo, tendríamos por delante una extensa programación sobre la que solemos realizar un estudio previo para después trazar nuestra hoja de ruta… sin embargo, para esta ocasión, decidimos dejarnos llevar y sorprender, pues siempre nos topamos con artistas interesantes de los que poco o nada sabíamos. Sin duda, Unpolished es la efeméride ideal para ampliar fronteras y aprovechar para ver actuaciones de gran valor, y a su vez poco comunes en el circuito. Esperábamos una buena ración de EBM y electro, pues el género últimamente parece asomarse bastante hacia los ochenta. Afortunadamente, estábamos equivocados.
El primer live que atisbamos desde lejos, fue el de Viper Diva, dueto compuesto por Shlømo y Hadone, quienes presentaban su propuesta más fiera bajo este sugerente pseudónimo. Ritmos frenéticos sin miramientos, muy arriba todo lo que presenciamos, que desgraciadamente no fue demasiado. Tras los franceses, el local ROD no tardó en echarnos de la sala principal, desplazándonos hacia la segunda en discordia para ver los compases finales del también holandés Nick Moody, y fue en esos momentos cuando empezamos a darnos cuenta de qué iría la vaina durante todo el fin de semana: fusión entre techno y hardcore. Si algo hemos aprendido, además de un buen número de artistas que investigar y seguir, es que la línea que divide estos dos géneros es bastante más estrecha de lo que suponíamos.
Como bien saben, los acrónimos están de moda; turno para el belga [KRTM], otro que sabe muy bien como sacar lo mejor de cada uno de los mencionados estilos. Set híbrido de gran contundencia y profundidad, con claro aroma a rave. Una notable cantidad de camisetas de Thunderdome, entre otros sellos hardcorianos, apoyaban nuestra tesitura. Ambiente guerrillero donde los haya, con un intervalo de edades muy amplio. A continuación, y nunca mejor dicho, el indomable DJ Speedsick prolongaría la senda impuesta por su antecesor, añadiendo incluso más rudeza y noise, si cabe, haciendo honor a su denominación artística. Esta sala en seguida se convertiría en nuestra favorita. Por su parte, viejas conocidas como Cynthia Spiering o Titia repartían lo suyo en las zonas 3 (equipada con Funktion One) y 4 (la menor y más calurosa, pero tampoco se quedaba atrás).
Otra habitual de fiestas hardcore, la lituana Somniac One, dio continuidad a la banda sonora industrial. Pese a sentirnos como cochinos en charcos quemando zapatillas, lo cierto es que la presencia de uno de nuestros DJs favoritos en el main no dejaba de ponernos nerviosos. El señor Speedy J volvía a sus orígenes baja su viejo aka Public Energy. Aunque siempre somos reacios a escuchar fábulas del pasado, tenemos que reconocer que este veterano de trincheras siempre termina haciéndolo: ataque masivo de bombos pesados, subidas de infarto, manejo magistral de sus múltiples aparatos… nunca defrauda, y menos jugando en casa. No obstante, lo mejor estaba por llegar…
Antes de la obra maestra que nos regalaron en el área 3, pasaron por cabina el islandés Volruptus y MCMLXXXV, residente de la ya famosa sección berlinesa Herrensauna. Ninguno de los dos nos llegó a engatusar con su anarquía y discurso de pocos argumentos, por lo que no llegamos a verlos demasiado. Los que sí nos llevaron en volandas fueron Albert van Abbe y Paul van Gent, quienes unieron sus manos y mentes prodigiosas para desarrollar el directo de Penik Ettek, una delicia para los oídos. El mejor acid que he escuchado hasta la fecha. Calidad, potencia, misterio… viaje a otra galaxia. Ojo a la producción de los neerlandeses porque estoy seguro de que va a dar mucho que hablar. Cierre perfecto para la sala más equilibrada, la de los Funktion One.
El encargado de la clausura del segundo espacio fue Rude Awakening, prolífero productor de cadencias duras de toda índole, incluso drum&bass. Sin embargo, preferimos tirar de los ya legendarios AnD en la principal, todo un reclamo por estas tierras, para festejar nuestro punto y seguido, pues aún quedaba mucha leña que combustionar el sábado. Los británicos son unos parte-pistas consagrados. Su repertorio te puede gustar más o menos, pero su dinámica tras los platos es única. Pocos dúos se complementan y retroalimentan tan bien como ellos. Siempre despliegan sets de esos que realmente hacen falta más de dos brazos y una cabeza. Para terminar, Stranger chaparía el chiringuito con una selección de clásicos gabber.
Tras una más que satisfactoria (y agotadora) noche de viernes que se prolongó hasta pasadas las nueve de la mañana, volvimos a la carga a eso de la una. El australiano Jensen Interceptor pasaba su martillo neumático por el main, mientras que la germana Clara Cuvé ponía patas arriba el tercer stage a base de techno-hardcore (habrá que categorizar esto ya, ¿no?). Durante toda esta segunda jornada, los ritmos rotos irían cobrando protagonismo a medida que avanzaba la noche, entremezclando estilos todavía más. Otra chica que también cortó mucho bacalao fue Cera Khin en el segundo, una tunecina afincada en Berlín, muy versátil e incisiva, lanzándonos una bomba tras otra como la que no quiere la cosa. El round 2 no podía empezar mejor.
Teníamos muchas ganas de comprobar que nos decía nuestro paisano Héctor Oaks bajo su alias Cadency, sobre el cual nos contó sentirse más libre para expresarse por medio de un espectro musical más amplio (ver entrevista). El resultado fue una sesión muy movidita, de bastantes vocales y ritmos cálidos, sin dejar de lado el vigor que se le presupone a cualquier pentagrama techno. La aclamadísima Helena Hauff cogería el relevo para desplegar su inclasificable prontuario, tan imprevisible como vanguardista. Desgraciadamente, una vez más, nos costó cogerle el rollo a la teutona, así que redirigimos nuestros maltrechos esqueletos hacia territorios más pantanosos.
De vuelta al charco, Slave to Society nos volvió a llevar por senderos industriales, aunque el exceso de experimentación y discontinuidades en la trama sonora terminó por desesperarnos, dando con otro ilustre donde los haya, a los mandos de la zona 3. Nos referimos al francés The Hacker, quien se atrevió con tracks de early hardcore de los que hicieron época. Acto seguido, The Horrorist & Radical G propusieron un live de electro y rave techno de lo más macarra y herético, apoyados por un MC que trataba de animar el cotarro. Fueron momentos de cierta incertidumbre, no terminábamos de encontrar nuestro lugar hasta que aparecieron los sospechosos habituales…
Nuestra carpa favorita se encontraba sometida al ataque aéreo que ejecutó sin piedad Dj Disrespect, otra de las sorpresas agradables del weekend. Demoledora combinación de acid y schranz, con toques hardcoretas, como no podía ser de otra manera. Aprovechamos la inyección de adrenalina para afrontar con garantías uno de los directos más exigentes para cuerpo y mente del panorama actual, el del inimitable Perc. Genio y figura, hasta que le dure la cuerda, que esperemos que sea por muchos años más, porque el inglés no deja de sorprendernos cada vez que lo vemos. Su techno rasgado no frena su evolución, hasta elevar su reconocible sonido hasta unos niveles de contundencia y abrasión al que muy poquitos llegan. Tremendo.
A las espaldas de los pinchadiscos que iban desfilando por el main, las video-proyecciones potenciaban aún más la atmósfera demencial que se cernía sobre el dancefloor. Parrish Smith emergía sobre su lúgubre y humeada cabina, con la difícil misión de seguir partiéndolo como lo hizo el de Perc Trax. Lejos de conseguirlo, el holandés nos invitó a visitar otros cierres, como fueron los de Clouds y el de la conjunción entre Hellfish & The DJ Producer. Los primeros, en el stage 3, desplegaron un buen arsenal del techno, sólido y adusto, como en sus buenos tiempos. Por su parte, los también británicos anteriormente mencionados, tiraron del terror hardcore más aguerrido y ravero, para delicia de los más desaliñados. Sesión sin reglas ni directrices, cargada de cortes y contrarritmos, pero para nada disgustante.
Ya con un par de neuronas restantes patinando y medio cuerpo sobrecargado, nos dejamos orbitar por el closing de Ruffneck, uno de los máximos pioneros del hardcore, creador de la escuela “Artcore”. Unos inicios repetitivos y mentales iban encendiendo poco a poco la traca final. Set de menos a más, terminando en toda una implosión de industria metalúrgica que parecía aunar todo lo escuchado durante el festival… ¡qué grande es el techno! Unpolished se sale; los chicos de Reaktor volvieron a liarla. Los VJs hasta se aventuraron a poner una foto de su fundador, Jort Schenk, como parte del collage infernal de clausura. Gracias de nuevo, amigo, por hacernos partícipes de esta vendita locura.
Autor: Pablo Ortega