Tras un vívido verano degustando lo mejor de la escena holandesa a través de una buena ristra de festivales (Dekmantel, Mysteryland, Loveland, Welcome to the Future, We are Electric, Straf_Werk, The Crave, Space Safari…), llegó el momento de tomarme “un respiro” en nuestro país, coincidiendo con el ocaso de la época estival, un lapso realmente intenso, sobre todo si llevan el ritmo al que me ha condenado esta revista desde que fiché por ella como embajador en el norte del viejo continente. Tampoco os voy a engañar… acepto mi condena como un premio a mi constancia como reviewer. Para mí, esto de compartir mis vivencias musicales en forma de crónicas, se ha convertido en una placentera rutina, un buen método para recordar lo experimentado cada fin de semana, una vez reposado y asimilado.
Muchos lleváis varios días preguntándome por este artículo; probablemente, uno de los más esperados del año, dado el misterio y la exclusividad que circunda este festival. Los que mejor me conocéis, sabéis bien que no soy muy amigo del “sota, caballo y rey” que prevalece en nuestras fronteras, y ese fue precisamente uno de los motivos que me estimuló a abandonar el país, en busca de otros horizontes que ofrezcan una mayor cultura musical, lejos del convencionalismo y de las cansinas fórmulas que vemos una y otras vez en tantos eventos patrios. Justamente, el concepto que nos brinda Paral-lel se antepone a todo esto, presentando una propuesta diferente y original que, os adelanto, ha dado con la tecla, y eso que la receta es bien sencilla.
“Everything is about music” es un lema que seguro que les suena. Disculpen el plagio, pero no encontré forma más corta y directa de explicar su idea en pocas palabras. Todo gira en torno a un único escenario, el cual se sirve por sí mismo para desarrollar una programación exquisita, cuidada hasta el mínimo detalle, donde cada set tenía algún denominador común con el anterior y con el predecesor, ofreciendo un discurso de altísimo nivel, apto hasta para los oídos más exigentes. El sound system fue excelso, superando el set-up de Funktion One de la edición anterior: Lambda Lambs QX-3 60º + 16 subgraves DH-18… traducido a cristiano: unas instalaciones tan bestias que te levantaban del suelo a base de aire comprimido. Daba miedo como sonaba.
El marco escénico, como bien se imaginarán, fue idílico. Un hermoso paraje natural montañoso, cercano a la localidad de Guardiola de Bergueda, a cota media de los Pirineos, casi a mil metros de altura sobre el nivel del mar. Aire puro y sensación de paz y armonía. Uno de los tipis glambling nos daría calor y alojo durante todo el fin de semana. A unos metros prudenciales de la pista de baile, se dispusieron alrededor de un centenar de este tipo de tiendas cónicas, bien equipadas con elementos de descanso, para cinco personas. Los servicios sanitarios y las duchas se repartían por dicha zona de camping, anexa al área de libre acampada. Además, una pequeña edificación rural dio cabida a varios talleres realmente interesantes: composición por modulares, live con Ableton, sintetizadores…
Los autobuses lanzaderas salieron del Arco del Triunfo de Barcelona a partir de las 14:30. El último de ellos nos llevó por las sinuosas carreteras secundarias hacia el complejo, monte arriba, dejando atrás la civilización. Desde nuestra llegada, pudimos apreciar el buen rollo que se respiraba entre los casi mil asistentes, más propio de una free party que de un festival al uso. Pronto nos sentimos como unos privilegiados, en buena conexión y sintonía con ese ambiente… más que selecto, como se suele decir, diría que consecuente, ya que todos los que estábamos allí sabíamos muy bien a lo que veníamos. Nuestro objetivo no era otra cosa que consumir la música electrónica más vanguardista y avanzada del momento, de la mano de un elenco de artistas que, pese a no contar con grandes nombres, terminaron por despuntar, sin excepción, elegidos y distribuidos de forma magistral por gente que sabe mucho de esto.
Cada jornada tendría su propia narrativa. El día de prólogo vendría iniciado por Mathias Gassow, a quien no llegamos a tiempo de ver, ya que, en primer lugar, necesitamos instalarnos y capturar nuestras acreditaciones. Sin embargo, desde la distancia, pudimos atisbar buenas dosis de ambient. El alemán ejecutaría su particular warm up, a través de su cálido y acuoso live, afinando así el impecable sistema de audio que ya empezaba a mostrar sus credenciales. Acto seguido, los primeros beats de cierta consistencia fueron cayendo por parte Nems-B, otro de los cuales, tengo que reconocer, apenas había escuchado ni siquiera nombrar, antes de ir allí. Poco a poco, el público se fue incorporando al dancefloor, seducidos por la progresión del francés, cada vez aportando más groove y cadencia a su ecléctico repertorio.
No obstante, el primer artista que verdaderamente comenzó a rompernos los esquemas fue Dorisburg. El sueco presentó en Paral-lel su nuevo directo; deep-techno de múltiples capas y matices, una delicia para los tímpanos. El entorno se fue cargando de atmósferas densas, casi masticables, dejándole el panorama perfecto a una de las mejores actuaciones del festival, la de nuestro compatriota Refracted. Nunca (creo) había tenido la suerte de escuchar en vivo a este diamante en bruto, del cual ya conocía sus virtudes como productor, pero no tanto como selector y mezclador. Pues bien, el de Pole Group se marcó cuatro horas de set que jamás olvidaré, de esos que se recomienda escuchar con pañales y babero. Techno de gama alta, afilado como una navaja suiza, terriblemente desgarrador, sobre todo mentalmente. Sublime.
Tras un merecido descanso y unas duchas refrescantes, volvimos a bajar a las estepas de la pista, atraídos por la exquisita selección temática de F-On, de quien tan sólo pudimos disfrutar sus últimas pinceladas. El carismático Antonio Vázquez cogió el testigo, dando continuidad al hilo disonante impuesto por su homólogo. El sevillano sorprendió a propios y exptraños, demostrando un paladar musical al alcance de muy pocos, desde lo más ambiental y sensorial hasta las profundidades del dub-techno más refinado. Pese a la tácita pero descarada invitación al baile de su melodía, el sol hizo acto de presencia, aumentado mucho la sensación térmica con respecto al frescor de la noche entre las montañas. El calor hizo mella entre el respetable, retirándonos hacia las carpas cubiertas en busca de sombra, cuyas ubicaciones estratégicas permitían seguir disfrutando del musicón de la tarde.
Los siguientes en pasar por cabina, casi se merecen un capítulo aparte. El back to back entre los chicos de natural/electronic.system fue de película. Más de cuatro horas de sesión que se nos pasaron volando, gracias a su increíble simbiosis, no sólo entre ellos mismos, sino también entre la pista y el entorno. Los italianos dibujaron un precioso paisaje sonoro mediante distintos grosores y formas de brocha, a caballo entre el deep, el dub y el techno. Una obra de arte magistralmente tramada entre varios estilos. Ni siquiera nos dimos cuenta de que Function, destacado cabeza de cartel del evento, no hizo acto de presencia por el backstage por causas médicas. No obstante, su ausencia fue más que bien cubierta por el resto de artistas, demostrando así su compromiso y su complacencia con la organización.
Aún quedaba mucha tela por cortar, siendo Yuka la siguiente en hacer las veces de sastre. La joven pinchadiscos se reveló como otra de las sorpresas agradables del festival, ya que tampoco habíamos oído demasiado acerca de sus bondades, que fueron muchas. La rusa trajo consigo una buena hornada de techno oscuro e hipnótico, perfecto para arrancar la noche, recordándonos por momentos a la mismísima Dasha Rush. Su set se alargó como consecuencia de la ausencia del headliner, como ya adelanté. Otro que también extendió su actuación fue el enigmático Neel, cara B del dúo Voices from the Lake, complementando al doctor Donato Dozzy. El transalpino no titubeó en ningún momento, desplegando la sesión más atmosférica y envolvente del envite, una auténtica oda a los sonidos futuristas y sofisticados que lo caracterizan. Sencillamente, espectacular.
Todavía perturbados por el superlativo cierre de la jornada anterior, en el que hasta los natural/electronic.system y el propio Antonio Vázquez se animaron a acompañar con algunos extra-tracks el closing de Neel, volvimos a la carga tras unos buenos desayunos recomponedores. Siguiendo la mala costumbre de días anteriores, nos perdimos nuevamente la primera actuación del programa, en este caso la de Jana Sleep. Cuentan los rumores que la escandinava trastornó los cerebros de los más atrevidos del lugar, aquellos que desayunaron sus sintes y acordes ácidos de buena mañana. A continuación, uno de los valores más sólidos de la escena nacional, nuestro querido Reeko, mostró su cara más experimental y minimalista bajo su pseudónimo Architectural, una interesante propuesta que encajó a la perfección con el horario que le otorgaron.
Si existe una producción musical original y relevante en el panorama actual, esa es la de Polar Inertia. Sin embargo, tras verlo actuar en varias ocasiones, el live del francés nunca llegó a convencernos por una alarmante falta de pegada. El exceso de compresión al que Ableton somete su música siempre terminaba enturbiando sus actuaciones. Gracias al portentoso sound system instalado, esta vez fue diferente. Por fin, pudimos escuchar su directo a pleno rendimiento. Sobran las palabras, fue un viaje mental sin retorno, casi espiritual, que merece la pena experimentar con una acústica así. Para redondear el festín de techno, el bueno de Steve Bicknell completó otro set para el recuerdo, muy épico, cargado de clásicos atemporales, poniendo el broche de oro a un festival único en su especie.
Mis lectores más habituales ya se habrán dado cuenta de que Paral-lel ha conseguido tocarme la fibra sensible. Espero que a través de estas líneas haya conseguido reflejar que esta maravilla de festival ha superado todas mis expectativas. Siendo sincero, el principal motivo por el que he demorado este texto ha sido, fundamentalmente, porque quería disfrutar de su escritura, además de que he necesitado un tiempo más largo del habitual para digerir la experiencia. No se me ocurría una manera mejor para transmitir todo lo vivido que usar mi teclado con una sonrisa en el rostro, mientras recordaba la banda sonora de ciencia-ficción que se ha despachado entre cumbres. Recomendable no… obligatorio.
Autor: Pablo Ortega
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