Por todos es bien sabido la agitación que está creando la promotora Local29 en la movida malagueña. Noches llenas de ritmos deep, minimalismo y techno directo a la pista, noches de buen rollo y bailes sin fin. Con esas premisas y un cartel algo diferente al que nos tiene acostumbrados Industrial Copera, nuestra asistencia al evento era indudable. Os contamos como nos fue.
Como buenos asiduos a la sala Industrial Copera hemos podido disfrutar de grandes noches completas de Techno, un sinfín de artistas de primer nivel han pasado por aquí, pero si es cierto que ansiábamos algo diferente, noches en las que el concepto minimalista y deep predominara. Es por eso que la unión de la sala con Local29 apuntaba a gran cierto, y tanto.
Eran poco más de la 1 una de la noche cuando nos dejamos caer por las inmediaciones de la sala, recogimos los respectivos pases y nos adentramos en la sala. Rápidamente nos percatamos de que Anton Bodnar ya se encontraba a los mandos. Una vez más no llegamos a tiempo para nuestro querido Álvaro Sanchez, pero las viejas costumbres del particular botellón no perdonan. No hay duda alguna de que no defraudó.
El concepto Local29 se hacía presente en la música de Anton Bodnar, marcada por los sonidos minimalistas era un momento ideal para refrescarse y charlar con los amigos que fin de semana tras fin de semana nos acercamos a la sala para compartir este gusto que tanto nos une.
Continuando la representación de la crew29 aparecía en cabina Ignacio Morales a cosa de las 2 de la mañana. Tomaba el relevo de su compañero de forma ideal continuando por donde lo dejó. Los ritmos aumentaban y los bombos se hacían más presentes creando así una gran atmosfera minimalista, en las que incluso se escuchan vocales con puntos más deep. Dos artistas que nos dejaron un gran sabor de boca y que hubiéramos pasado horas escuchándolos, sin duda desprendían buen rollo y mucho baile. La noche continúa.
Después de un calentamiento ideal, la presencia de Hector en cabina podría haber pasado inadvertida, pero es que el de Vatos Locos sabía a lo que venía y desde el primer minuto empezó a soltar bombazos. Si bien un servidor es más aficionando a los ritmos duros del Techno, Hector fue todo un descubrimiento diez. Desde el primer instante supo marcar su presencia con bombos muy pesados que hacían vibrar cada parte de tu cuerpo y sobre todo, ritmos muy bailongos. Bombo tras bombo avanzaba su sesión, si es cierto que su set terminó derivando en un sonido más Techno, la esencia que nos ofrecía no varió un solo minuto de sus dos horas. Que gran acierto con este artista por parte de Local29, toda una delicia para aquellos que buscaban disfrutar del baile aquella noche.
Y dieron las 5, hora del principal reclamo de la noche, después de unos paseítos por la pista, siempre es bueno disfrutar de la calidad de sonido de esta sala desde abajo, y bastante rato rondando la cabina, el mastodonte Paul Ritch tomaba el mando de la nave. Se hizo la oscuridad en la sala y con una intro bastante atmosférica y poco bombo, se metió a la pista en el bolsillo. Poco duró esto, porque después de algunos temas para adentrarnos en su propio mundo, algo alejado del de su antecesor, la contundencia se hizo presente. El resto es historia, Paul Ritch dispuso a su antojo, dos horas que hubiéramos alargado indefinidamente, y que terminaron con cierre apoteósico. ¿Quién esperaba menos? Brutal.
Chapó por la propuesta de Local29, un concepto diferente al que acostumbramos en la capital granadina y que no dejó indiferente a nadie. Acercándonos a grandes artistas y otros que apuntan grandes maneras. Tan solo nos queda pedir que se repita pronto, sin duda todo un gustazo.
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