En nuestro afán por ampliar horizontes musicales, el pasado viernes 26 de octubre decidimos embarcarnos en una expedición bastante inusual para la temática que solemos abarcar en este magazine. Noche de ritmos rotos en su vertiente más exigente para los tobillos; el mejor drum&bass de la escena actual. La promotora Korsakov, una de las más activas de los Países bajos en cuanto a producción de eventos en esta línea, se sacó de la manga un pedazo de festival en Rotterdam, donde tienen su base de operaciones, del mismo nombre que el propio colectivo. Se trataba del festejo más vasto jamás visto por dicha ciudad, anunciado a bombo y platillo muchos meses atrás, y colgando el sold out hace varios días.

Ante nosotros, todo un elenco de artistas internacionales de renombre y el espacio escénico más espectacular y colosal que ofrece Rotterdam para citas de este calibre. Nos referimos al imponente Maassilo, un viejo edificio industrial desmantelado y rehabilitado para la celebración de grandes efemérides como esta que nos ocupa. Si seguís mis crónicas, os debería sonar (ver otros reportajes allí). Normalmente, se suelen situar en la décima y última planta, denominada Factory 010, pero cuando se prevé una afluencia de público masiva como esta vez, entonces se pasa a ocupar la planta baja, aún más amplia y diáfana, la cual cuenta con varias salas de grandes dimensiones, capaces de congregar a cientos de asistentes.

Korsakov Halloween

Para esta ocasión, se dispusieron cuatro áreas entre las que destacaba el main stage, por donde pasaron los cabezas de cartel, mientras que una de ellas se incrustó entre las zonas de taquillas y descanso, bastante más pequeña que las otras, donde los DJs locales más modestos tendrían la oportunidad de reivindicarse. Aunque tal distribución pueda parecer al principio un tanto liosa y laberíntica, enseguida nos hicimos con la ubicación de todo el complejo, al tiempo que oteamos todos los escenarios. En total, nada menos que doce horas de programación musical, arrancando desde las 9 de la noche. Curiosamente, los horarios no se pretendían desvelar hasta la medianoche, al menos, evitando así colas desagradables con el fin de no perderse a los headliners favoritos de cada uno. No obstante, como era de esperar, el programa se filtró por las redes sociales tan pronto como los asistentes más prematuros hicieron acto de presencia.

Entremos en faena. Serían las dos de noche cuando pusimos nuestros pies en el recinto. Tras dejar nuestros atuendos en taquillas y hacernos con unos coins, el primer stage que nos topamos fue el de menores prestaciones, anteriormente mencionado. Allí, el dúo británico compuesto por Konichi y Decimal Bass, más conocido como Annix, hacían lo propio ante el público más joven. Tras esa primera toma de contacto y unos primeros bailes más bien tímidos, dirigimos nuestros pasos hacia la gran batalla que, a buen seguro, ya se estaba librando en el escenario principal, como consecuencia de que los legendarios Pendulum ya se encontraban tras los platos, cortando y repartiendo bacalao. Efectivamente, los australianos nunca fallan, respondiendo a sus fieles seguidores a base de tracks clásicos y otros tantos de nueva hornada. Intenso.

Korsakov Halloween

A continuación, la actuación que más interés, y a la vez incertidumbre, nos despertaba. Hablamos de Noisia, el trío que tantas pasiones levanta aquí en su país natal, pero también por todo el resto del planeta. Sería imposible entender el desarrollo y la evolución del drum&bass sin mencionarlos. Como buen amante del sonido underground y los ritmos rotos de toda la vida, y declarado detractor del dubstep o el liquid, era consciente de que los Noisia cada vez se encuentran más ligados a estos estilos a través de sus últimos proyectos. Además, las ocasiones anteriores que pude verlos, me desconcertaron por eso. Sin embargo, tras su magistral set aquí en Maassilo, no me queda otra que quitarme el sombrero y rendirme a la evidencia. Cierto es que hubo de todo, desde dub hasta bass, pero la manera en que lo estructuraron y, sobre todo, la tremenda calidad y profundidad de su sonido, me tocaron fibras sensibles que muy pocos artistas de estos géneros han conseguido ni siquiera vislumbrar. Por otro lado, la puesta en escena redondeó un acto que será difícil de olvidar.

Todavía quedaba mucha tela por cortar. El inicio de los Delta Heavy, también en el main, no terminaba de convencernos, por lo que nos desplazamos hacia la sala más alejada, el Area 3, donde la pareja de productores londinenses Tantrum Desire mostraba su forma de entender el d&b, bastante mainstream, a nuestro humilde entender. Así pues, aprovechamos para visitar el stage que nos faltaba, el Area 2, entre la principal y la anteriormente citada, pero su programación resultó ser la que menos satisfacía nuestra voluntad de gastar suela, que para eso acudimos a un evento de este calado. El liquid y las cadencias más melódicas tendrían lugar allí. De hecho, nos encontramos a los mandos al back to back entre Hybrid Minds y LSB, viejos conocidos de festivales como el Liquicity. Lo cierto es que la música alegre y vocal no es lo nuestro, así que nos pusimos a otra cosa…

Korsakov Halloween

De vuelta al main room, los Dirtyphonics fueron otros de los que nos sorprendieron gratamente. Sin llegar, ni de lejos, al nivel de los inimitables Noisia, ciertamente desplegaron un buen arsenal de cajas de ritmos  excelentemente hilvanadas y minimizaron la presencia de dub step, como bien nos temíamos. Sobrados estos jóvenes franceses, otro grupo llamado a escribir letras de oro en la historia del breaks… Ahora nos toca hablar de potencia: Gridlock versus Maztek. El californiano y el romano incendiaron la pista con el d&b más abrasivo y arrollador de la jornada. Neurofunk en estado puro. Sinceramente, no los conocíamos a priori, pero fuimos muy bien recomendados por expertos de la materia. Ojito con estos.

Tras el terremoto percusivo al que fuimos sometidos, sin descanso ni tregua, emergieron en cabina las figuras de Pythius y Neonlight, uno de mis favoritos. Por lo tanto, combo germano-holandés que prometía emociones fuertes. Nada más lejos de la realidad, estos talentosos pinchadiscos continuaron por la buena senda de sus predecedores, esto es, neurofunk de bomba tras bomba, aún más envolvente y futurista si cabe, y es que de Neonlight siempre puedes esperarte lo más vanguardista. Para terminar, el local Madster sería el encargado del closing de este Area 3, donde a la postre pasamos la mayor parte del envite. El de Eindhoven no estuvo a la altura del vendaval anterior. No era fácil, desde luego, aunque allí nos mantuvimos, dándolo todo, hasta que nos tuvieron casi que echar con aguarrás.

Apuesto a que esta vacanal de ritmos rotos se saldaría con un buen número de soldados heridos… ¡qué destrozo! Esta sí que fue una fiesta Halloween como dios manda. Además del excelso line-up disfrutado, también cabe destacar el despliegue de medios técnicos dispuestos para el mayor festival indoor de drum&bass en la historia de la ciudad sobre el río Maas. La acústica fue impecable en las dos salas más grandes, y aceptable en las otras dos. Por otro lado, las visuales se basaron mayormente en hologramas proyectados entre los DJs y el dancefloor, con unos resultados sensacionales. Por nuestra parte, sólo nos falta mostrar nuestro agradecimiento a la organización por ponernos las cosas fáciles, en especial a Elmar van Eijk, quien también tuvo su momento de gloria mezclando unos cuantos temas al principio de la noche. ¡Esperemos que no sea nuestra última Korsakov!

Autor: Pablo Ortega