Tras haber asistido a todas y cada una de sus ediciones anteriores, para esta ocasión no iba a ser menos y nos plantamos en la cuarta edición de Connection, un pequeño festival de psy-trance que crece a pasos agigantados. Este año, la peregrinación ha sido más que notable, la mayoría de asistentes eran de procedencia extranjera, por lo que en el dancefloor se hablaba todo tipo de idiomas. La internacionalización de la efeméride ya es una realidad, hubo gente de los cinco continentes. Connection ha conseguido colarse, sin hacer mucho ruido, en el circuito de festivales tranceros europeos. La temporada veraniega se cierra con él, un factor que tienen muy en cuenta sus seguidores. En pocos países puede disfrutarse del sol y la naturaleza en pleno esplendor una vez entrada la estación otoñal.
El elenco de artistas que se congregaron en San Nicolás del Puerto fue de auténtico postín: Man with no name, Etnica, Anoebis, Electric Universe, MFG, Dimension 5, Total Eclipse, Power Source, Agneton… por citar a los más internacionales. Para muchos, el mejor line up de corte old-school de toda la temporada. Por si fuera poco, este año han ampliado la programación a seis días, empezando desde el miércoles 30 de septiembre, y concluyendo el lunes 5 de octubre, día en el que se desarrollaría el after oficial en el chill out, de la mano del mítico colectivo madrileño Over Drive. Allí se pudieron disfrutar de los estilos más remember, en lo que supuso un bonito recorrido de más de veinte horas por la historia musical del trance, desde el new beat hasta los sonidos más actuales.
Por tercer año consecutivo, el camping de Batán de las Monjas puso a disposición de los organizadores, los chicos de Red Dust, todos sus espacios e infraestructuras para el buen funcionamiento del festival. Por su parte, la familia Mimesis volvió a encargarse del montaje y la decoración del main stage. El resultado fue un escenario espectacular, repleto de colorido flúor y formas orgánicas caprichosas, como si de una explosión psicodélica se tratase. Además de los árboles, dos grandes tótems de temática ritualista acotaban la pista de baile, semicubierta por telas triangulares alargadas que emergían desde el punto central. Hypnotica Visuales volvió a deleitarnos con sus alucinantes proyecciones en alta definición.
Pronto comprobamos las numerosas mejoras respecto a ediciones anteriores. La disposición del chill out y las áreas de descanso en torno a la pizzería artesanal se han reorganizado ganar espacio y conectarlas mejor con el resto del recinto. Así pues, varias redes colgantes a modo de telas de araña complementaron la zona de comederos. Además, se anexionaron nuevas duchas al aire libre y se aumentó considerablemente el número de urinarios y casetas con inodoros ecológicos. El chill out ha pasado de ser un mero escenario complementario a una seria alternativa al principal, gracias al excelente sound system incorporado y a su más que acertado montaje, obra de la crew Transition. Una carpa blanca a dos aguas cubría su superficie, adornada por plantas enredaderas hacia los laterales.
El equipo de sonido dispuesto en el escenario principal también incrementó notablemente sus prestaciones, gracias a una configuración más optimizada y al buen estado de sus componentes. Por otro lado, se aumentaron los refuerzos de subgraves, y aunque una de las cajas centrales pasó muchas horas sin funcionar, el sonido siguió siendo más que aceptable para un festival de estas características. Sin embargo, no todo eran buenas noticias. A las puertas del main stage nos comunicaron que no podíamos pasar con nuestras neveras. Una prohibición que es la segunda vez que me encuentro en un festival de trance, y no he ido precisamente a pocos (supongo que ya se imaginarán cuál fue la primera).
JUEVES
Pasada la medianoche, conseguimos llegar al recinto. Lo primero que nos llamó la atención es la cantidad de vehículos que ya se agolpaban en los aledaños, y eso que el festival apenas llevaba unas horas de rodaje. Más adelante, nos daríamos cuenta de que el número de aparcamientos disponibles comienza a quedarse pequeño para una cantidad de asistencia que va en aumento. Afortunadamente, nos dejaron pasar al backstage, por lo que pudimos estacionar vehículo y campamento base en una zona tranquila y vigilada, próxima al restaurante y servicios sanitarios del camping. El resto de la zona de acampada quedó casi completamente ocupada por las más de mil personas que asistieron al evento.
Tras darnos una breve vuelta de reconocimiento por todo el perímetro, acudimos al escenario principal, pues ya desde el primer día, el programa resultaba muy apetecible. La ceremonia de apertura correría a cargo de Malory Goa, miembra del colectivo Red Dust, y una de las máximas responsables de que Connection sea una realidad. No llegamos a tiempo para ver su actuación, pero sí que pudimos escuchar algo de goa, ya que vimos el final de sesión de Metamorphosis, una de las últimas incorporaciones al cartel, al igual que Corthes, siguiente en actuar. Con el sevillano arrancaron con fuerza los sonidos más contemporáneos del trance, psychedelic de gama alta, de ese que te invade todo el cuerpo y te sientes completamente a merced del pinchadiscos. Otra memorable actuación del joven, y ya van unas cuantas. Sin duda, uno de los que más nos hicieron despegar los pies del suelo.
No obstante, cuando su set llevaba casi una hora de duración, todo el main stage sufrió un corte de electricidad que afortunadamente no duró demasiado, ya que dispusieron un generador auxiliar que rápidamente sirvió de reemplazo. Como Superspunk no había podido venir, Corthes prolongó su acto hasta las tres y media. Turno para Lull, otro hispalense que nunca nos deja indiferentes. Esta vez, nos sorprendió con un repertorio barroco y disparatado, lleno de matices sonoros, lejos de cualquier convencionalismo. Mezcló a una velocidad superior a la que nos tiene acostumbrados, o al menos eso me pareció.
Otra mala noticia que nos llegó desde la capital andaluza, fue la indisposición de Toxik Boy, un buen amigo y DJ al que personalmente tenía muchas ganas de ver. Su lugar en el line up se lo repartieron entre Chimbo y Ramoon, extendiendo así sus sesiones. El primero, volvió a hacernos volar con un psychedelic parecido al de Corthes. Por su parte, Ramoon supuso una de las sorpresas más agradables del festival. El alumno aventajado del colectivo Transition nos propuso un espectro musical difícil de catalogar, oscuro e hipnótico. Todo un hachazo al cerebro y un golpe en la mesa para los que no lo conocieran. En mi opinión, actuación revelación de esta edición del Connection.
Como pueden comprobar, la primera noche supuso todo un regalo para los oídos. Los siguientes artistas en actuar fueron decreciendo el nivel progresivamente. El listón se dejó muy alto y no fue fácil mantenerlo. Primero lo intentó el italiano Raveheart, dando la bienvenida a los primeros rayos de sol con un psy divertido y llevadero. Más tarde, Bahr Mimesis fue introduciendo sonidos goa mediante una selección musical variopinta, aunque un tanto insulsa. Finalmente, Overclouds se adentró de lleno en los estilos más originarios del trance y nos terminó por sacar de la pista.
VIERNES
Tras unas horas de merecido descanso, sobre las doce de la noche volvimos a la carga. En cabina, Hypnoxock comenzaba a animar el cotarro a base de neo-goa. El reconocido productor barcelonés adaptó su banda sonora a los requisitos de un festival más encaminado hacia la vieja escuela. Acto seguido, emergió la singular figura de Imox Maya. El guatemalteco, afincado en Ibiza, completó un live sensacional, tan psicodélico como potente, muy equilibrado. Como todos sus directos, supuso un soplo de aire freso y una inyección de energía positiva.
La transición hacia la oscuridad fue obra de los capos de Transition, Blau y Jana, quienes se complementaron a la perfección para realizar un back to backecléctico y lleno de sorpresas. Su rango de melodías parece no tener fin. Prácticamente, tocaron todos los palos del psy-trance, incluso adicionaron algunos guiños al techno y al minimal. Tras ellos, el dúo catalán Ex Gen trajo al dancefloor el hi-tech más frenético y endiablado. Su live fue uno de los que más sonaron en el main stage, aunque el exceso de sonidos estridentes y subidas entrecortadas nos sacó de quicio en varias ocasiones.
La noche se agudizaba, era el momento de bajar a los infiernos. El mejor productor español de la escena actual, The Dark Face, sería el encargado de abrirnos sus puertas. Esta vez, el de la ciudad condal bajó su media de bpms, dando como resultado un directo sublime en el que nos dio tiempo a sentir todas sus pinceladas sonoras. Una vertiginosa progresión hacia el dark siniestro y contundente al que nos tiene acostumbrados, terminando en 160 beats. A continuación, Rhinocetatops continuó la línea trazada por su predecesor, en lo que supuso la única sesión completamente dark-psy de todo el festival.
Con el alba, llegaron sonidos más frescos. Primero, de la mano del portugués Juggling, quien desplegó un full-on alegre de tintes comerciales, lo que significó un gran contrapunto con respecto a lo anterior. Biofa mejoró considerablemente el nivel musical gracias a su buena técnica y a su estilo, más envolvente y progresivo. Sin embargo, otra mala noticia nos llegó desde el backstage, y es que Boom Shankar, que debería de haber sido el siguiente en actuar, tampoco pudo asistir debido a una hernia.
Hasta el momento no hemos hablado del chill out más que para describirlo, aunque lo cierto es que en más de una ocasión nos dimos una vuelta por allí, y casi siempre nos quedábamos un rato para disfrutar de la buena música que ponían sus organizadores, sobre todo minimal, dub-techno y progressive. Durante la tarde del viernes, pasamos bastante tiempo bajo su techado, donde pudimos presenciar una buena timbalada, apoyada por varios instrumentos primitivos y originarios de la cultura trance. Este espacio escénico alternativo presentó un aspecto de lleno en varias ocasiones, suponiendo un verdadero desahogo de los ritmos más acelerados que impregnaban el main floor.
Cuando comenzó a caer la tarde, nos fuimos nuevamente a descansar, ya que resultaba difícil dormir durante el día debido a las altas temperaturas. Antes de cerrar el episodio del viernes, queremos destacar a un par de artistas más: Shivax y Shemma. El primero, completó un live excepcional de nicho-goa usando una guitarra digital para aportar algunas notas musicales de cosecha propia. Respecto a Shemma, el conocido DJ invidente gaditano, tenemos que decir que tuvo serios problemas para hacer su trabajo a causa de unas agujas para vinilos en mal estado. Afortunadamente, el bueno de Psycuta estaba por allí y le solucionó el problema acoplándole unos trozos de cartón a modo de visera y contrapeso. Uno de los muchos contratiempos que el muchacho, ajeno a la organización, supo resolver con acierto.
SÁBADO
La tercera noche de festejo fue denominada como Ritual, a tenor del colectivo que iba a darle forma y sonoridad. En ella, los amantes del forest y del psy-night estaban de enhorabuena, pues iba a ser la oportunidad perfecta para escuchar varias sesiones seguidas en esta línea. Al primero que pudimos ver fue a Ludopsy, quien anunció que sería su última actuación en formato DJ set, ya que pasará en breve a realizar su propio directo. La noche se iba cerrando, y los sonidos ácidos y absorbentes propios de estos estilos se iban adueñando del dancefloor. Fue Forest Bamp quien verdaderamente nos puso en órbita, metiéndonos de lleno en melodías pantanosas. El madrileño desarrolló un set explosivo y rompedor, lleno de contenido.
Más tarde, apareció en cabina Vladimir Gochkov, más conocido como Goch. Subidón de calidad y profundidad. El macedonio arrasó con un live que nunca olvidaremos, hipnotizándonos con sus bombos devastadores y percusiones infinitas. El versus entre los emergentes Jottun mantuvo la esencia del mejor forest en la pista. Los británicos desempolvaron otro directo brutal, muy bien trabajado y afinado, sin bajar el ritmo impuesto por los miembros de Ritual. Supongo que rondaríamos los 148 bpms.
Serían las tres de la madrugada cuando Mark Day comenzó su actuación en solitario. Se trata de uno de los componentes de la dupla Jutton. Sesión más lineal y adusta, pero en la misma onda que lo anterior. Entre el público comenzaron a sonar coros de palmas, gritos chamánicos y tambores de guerra. Para poner el broche de oro a la noche del psy-forest, el joven Basslion se colocó tras los platos para desenfundar sus armas. Creíamos que ya lo habíamos visto y escuchado todo sobre este subgénero, pero el ibicenco volvió a sacudirnos con sus líneas de graves demoledoras y sus atmósferas tenebrosas. Sobresaliente actuación, no es de extrañar que sea uno de los fijos en los mejores festivales de la península.
Quienes pensaban que tras la noche de Ritual iba a decrecer el ritmo y la contundencia, estaban equivocados. Los próximos en pasar por cabina, el dúo Leopardtron y Manionic, pincharon un estilo de full-on similar, menos oscuro y mental que el forest, pero más directo y aguerrido si cabe. Hasta los saltamontes bailaron. Ante un público prácticamente sin aliento, emergió la silueta de Agneton, uno de los cabezas de cartel. Pese a su espectacular puesta en escena, su goa a altas revoluciones no nos convenció y decidimos tomarnos un respiro.
Tras recargar un poco las pilas, decidimos poner fin a nuestra andadura por Connection, no sin antes ver a un par de artistas más. Como ya habrán adivinado, no suelo ser muy partidario del goa-trance, pero debo admitir que Total Eclipse me sorprendió bastante. El francés realizó un live de sonidos penetrantes y composiciones ácidas, donde pudimos experimentar verdadera psicodelia. Por último, vimos un rato el directo de Power Source, que sin embargo no consiguió engatusarnos con una línea musical mucho más melódica y simplista. Eso sí, el main stage presentaba un aspecto de completa algarabía, lleno hasta la bandera. Todavía quedaba mucha tela por cortar.
Como ya avanzamos en las primeras líneas, este festival ha vuelto a dar un par de pasos hacia adelante y ya puede codearse entre los mejores eventos de trance en nuestro país. El desarrollo del mismo se produjo sin apenas incidentes, y estamos seguros de que el éxito de asistencia va a seguir creciendo edición tras edición si continúan esta línea ascendente. Desde luego, Connection tiene todos los componentes para convertirse en toda una referencia entre las open air parties de tintes old-school, aunque a muchos nos gustaría que se apostase un poco más por los sonidos más actuales y evolucionados del psy.
Con todo esto, lo mejor del festival vuelve a ser el propio público. Sencillamente, no consigo imaginarme un ambiente más humano y positivo. La “conexión” entre gente, música y naturaleza, que es de lo que se trata, se hace patente en cada rincón del recinto. Esperemos que no se pierdan los valores de la cultura trancera.
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