Por segundo año consecutivo, la organización de Straf_Werk nos invitó al mejor festival holandés celebrado durante el King’s Day, jueves 27 de abril. Nos referimos a Nassau, la joya de la corona que abre la temporada de festivales estivales en la capital de los Países Bajos. El evento tendría lugar en el Estadio Olímpico, ubicado en el distrito de Amsterdam Zuid, un área de la ciudad muy residencial de la que siempre pasaremos de largo si la visitamos como turistas. El recinto deportivo se encuentra a un kilómetro y medio de la Estación del Sur, desde la cual puedes seguir la señalización peatonal, bien dispuesta para la ocasión.
Aprovechando que ahora trabajo en Amsterdam, no me costó demasiado dar con el recinto. Además, no hubo cambios en la localización con respecto al año pasado (ver crónica). La pena fue no poder disfrutarlo como me hubiera gustado, ya que por motivos laborales, no pude cruzar sus puertas hasta las 6 de tarde. Sí que notamos varios ajustes en cuanto a la disposición de escenarios, los cuales se alejaron más entre sí para evitar solapes de sonido. Como gran novedad entre los stages, destacar la presencia de ElRow como, casi que podría decirse, main floor, ya que su capacidad de acogida resultó ser la mayor de las cuatro.
Entre los otros tres escenarios, encontramos el Straf_Werk, donde sonarían los ritmos más cálidos y houseros, el De Sluwe Bos, encabezado por el artista roterdamés de igual nombre, y por último, el más interesante y en el que a la postre pasamos la mayor parte de nuestra jornada: Reaktor. Como cada año, allí dieron lugar las actuaciones más contundentes de la gala. Reaktor es sinónimo de techno. Como era de esperar, y pese a que Nassau cuenta con serios competidores por toda la geografía holandesa, el complejo se llenó hasta la bandera, y es que el Día del Rey es motivo de festividad por toda la nación.
Al primer pinchadiscos que vimos fue al incombustible DVS1, un melómano de la electrónica, cuya colección de vinilos dicen que se cuenta por miles. El residente del mítico club berlinés Berghain, arrancó con cierta acritud, pero no tardó en ganarse al público a base de mezclas rápidas y calidad musical. Esta vez, tiró de repertorio recio y abrasivo, bastante oscuro, durante un set que fue “in crescendo” con el tiempo, hasta cerrarlo de forma solemne con varios tracks de atmósferas densas y bombos pesados, de esos que se perciben con los cinco sentidos. Un techno muy de clubbing, que ciertamente cuesta digerir en espacios open air tan abarrotados.
Tras el norteamericano, el encargado del cierre era el omnipresente Dax J, uno de los DJs del momento. Como no podía ser de otra manera, el londinense afincado en Berlín sacó el martillo pilón desde sus primeros beats. Pese a que nunca fue santo de mi devoción, tengo que reconocer que el bueno de Dax sabe romper la pista como pocos, gracias sus armas de destrucción: techno de toda la vida, percusivo y aguerrido, directo a la yugular (y al pecho). Curado de espantos, esta vez no hubo llamada a la oración musulmana (ver artículo).
Básicamente, esas dos fueron las únicas actuaciones que pudimos presenciar, prácticamente al completo. No obstante, aprovechamos alguna escapada a la barra o a los servicios para otear otros escenarios. Cabe destacar el sound system montado para el Straf_Werk, colmado de potentes Funktion One. Una lástima que lo que sonaba por allí no merecía mucho la pena: Kerri Chandler, en el momento que pasamos. También alcanzamos a ver al británico Eats Everything capitaneando la nave de ElRow, y a De Sluwe Bos actuando “back to back” con Paul Woolford, en su propio stage. Parece que el dúo neerlandés va a ofrecer más shows en este formato a lo largo del verano.
Poco más que contar, las escasas horas que estuvimos no dieron para mucho más. Nassau volvió a salirse con la suya, liderando de nuevo el top de eventos electrónicos durante esta efeméride, gracias a los frutos del duro trabajo llevado a cabo por sus promotores. Un cartel de lujo y un despliegue audiovisual espectacular (las proyecciones siniestras de la pantalla del Reaktor fueron sobrecogedoras) son los ingredientes que mantienen a este gran festival en nuestra agenda de festejos imperdibles.
Autor: Pablo Ortega
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