Entre tanto festival de techno, este verano he llegado a echar de menos seriamente algo más de psy-trance. Apenas fui a una pequeña rave en la costa de La Haya, a mediados del mes de julio, y quizás recuerden el Solstice Festival en junio, el más longevo de toda Holanda, del cual ya hice su correspondiente review. Esta vez os traigo el evento más importante del año de este género en el país. Con tan sólo cuatro años de historia, Psy-Fi se ha convertido, por méritos propios, en uno de los festivales más punteros de Europa. Cuenta con un elenco de virtudes que os iré desvelando a lo largo de esta extensa pero amena crónica. Vamos al turrón…
La ceremonia dio lugar desde el 24 al 28 de agosto, de miércoles a domingo. Se encuadra en un paraje natural envidiable, rodeado de agua por todos lados, gracias a los lagos y canales que bañan la provincia de Frisia. El recinto se ubica en los afueras de Leeuwarden, una pintoresca ciudad, famosa precisamente por su entorno oriundo. El hecho de la evidente cercanía con la localidad, provocó la única nota negativa que le puedo poner al evento. Entre los “peros” que se pueden encontrar en los permisos de la municipalidad para permitir el desarrollo del festival, destaca la restricción de contaminación acústica durante la noche, por lo que los sound systems tenían que dejar de funcionar a las doce. Ya se podrán imaginar lo que significa que te corten la música en pleno jolgorio nocturno. No nos quedó más remedio que adaptarnos, así que bailamos de día y dormimos de noche.
Lo cierto es que apenas pudimos disfrutar del primer día de festejo, llegamos bastante tarde, cerca de la medianoche. Nos perdimos artistas como Kox Box, Etnica, Filteria, Sun Project, Digicult, Goa Jonas o Juno Reactor, sin duda, el que más coraje me dio dilapidar. El británico presentaba en Psy-Fi su nuevo live, aderezado por un show de visuales propias que sin duda maravillaría al respetable. Por si no lo saben, Juno es el principal responsable de bandas sonoras tan míticas como Mortal Kombat, Once Upon a Time o las secuelas de Matrix. No obstante, algunos amigos que consiguieron verlo nos contaron que fue bastante tranquilo y experimental, y que tampoco nos perdimos nada del otro mundo.
Voy a aprovechar este apartado para describir un poco el recinto, ya que de hecho nos dimos una vuelta de reconocimiento, además de montar nuestro campamento base. Allí se puede acampar libremente casi por cualquier sitio, se pueden ver tiendas prácticamente desde cualquier punto del festival. Se montaron un total de cuatro escenarios: uno principal, otro alternativo y dos chill out, uno de ellos en medio de bosque, además de varios espacios culturales de diferente temáticas: cines, workshops, zonas de lectura, galerías de arte… Tampoco faltaron puestos de comida, barras, tiendas artesanales, puntos de información, primeros auxilios… incluso un pequeño supermercado.
El verde era el color predominante, gracias a la gran cantidad de árboles y praderas de césped. También encontramos muchas superficies de arena, sobre todo a orillas de los lagos, donde por supuesto podías aventurarte a darte un chapuzón. Por esas “playas” podías ver familias enteras disfrutando del agua dulce. Habían tres puntos de agua en todo el recinto, aprovechando uno de ellos para instalar las duchas. Los servicios sanitarios estaban bien ocultos entre la maleza, quizás demasiado. En muchas ocasiones, nos resultó difícil dar con un wc, y ya sabéis que la “llamada de la naturaleza” puede llegar en cualquier momento.
Por fin, el segundo día ya pudimos disfrutar del mejor trance, gracias al exquisito menú de artistas que siempre consiguen traer los organizadores de Psy-Fi. Sin embargo, los primeros pinchadiscos que arrancaban cada día, dispersaron las sesiones más vulgares y comerciales, por lo que no me detendré mucho en ellos. Así pues, pasaré por alto las actuaciones de Rocky y Talpa, quienes no aportaron nada interesante. De hecho, acudimos al stage alternativo, donde vimos a Liquid Ross, quien sí nos engatusó con su progresivo pegadizo, y Anoebis, un viejo conocido, ya que nunca falta a su cita anual con el festival andaluz Connection, como máximo exponente del colectivo SunTrip Records.
Hacia el mediodía, dio comienzo el set de uno de los monstruos del psy-progressive, nada menos que Protonica. Actuación magistral, de principio a fin, y es que este alemán sabe muy bien cómo poner el dancefloor cuesta abajo, no te deja otra que bailar como si se acabara el mundo. La primera alegría de la jornada no nos duró demasiado, ya que la propuesta de Vini Vici nos volvió a echar para el área alternativa, donde primero Nilezz, y luego Audio Terrorist, nos amenizaron la tarde con un psy-trance generoso en pegada y bmps.
De vez en cuando, nos pasábamos por el main floor para otear lo que se cocía por allí, aunque lo cierto es que ni Lifeforms, ni Faders, ni Cosmosis, este último con directo de guitarra inclusive, nos terminaron de convencer. De momento, el escenario secundario nos ofrecía más y mejor música, y es que este año ya advirtieron de que iban a apostar por estilos de trance rápidos y oscuros, sobre todo hacia la caída de la noche. Cabe destacar las sesiones de Chicago y Volcano, quienes poco a poco fueron tiñendo de penumbra la pista de baile.
De vuelta al stage principal para quedarnos definitivamente, el psychedelic comenzaba a predominar, primero de la mano de U-Recken, con una propuesta un tanto macarra y estridente, pero también divertida. Al israelí ya se lo han traído a la península varias veces y, desde luego, nunca deja indiferente a nadie. Acto seguido, el polifacético Man with No Name nos presentó su último live, un recorrido por varios estilos de psy, desde un repertorio bastante serio y actual, hasta el goa más impetuoso, con el que terminó su sesión. Durante su directo, el inglés te va desglosando sus composiciones de forma muy didáctica, puedes apreciar cómo van progresando los tracks por añadidura de sonidos.
Los últimos rayos de sol coincidieron con la actuación de uno de los platos fuertes del cartel, la del legendario Astrix. El georgiano nos sorprendió con una selección musical mucho menos convencional de lo que esperábamos, lanzando temas de notable calidad. Supo cómo conectar con el público a través de un set enérgico y dinámico. Con el húngaro Wegha, residente del Ozora, las melodías comenzaron a tornarse más siniestras, aumentando también el ritmo y la psicodelia. Suponíamos que Ajja terminaría de oscurecer la banda sonora de la noche, pero el suizo de largas rastas nos dejó a medias, ya que nunca terminó de despegar, a caballo entre full-on y psy-night.
Efectivamente, el sonido de todos los escenarios fue limitado hacia la medianoche hasta límites prácticamente inaudibles. Como solución, la organización tenía previsto el alquiler de cascos para escuchar las sesiones nocturnas del escenario alternativo. Ni siquiera llegamos a probar el invento, sencillamente nos parecía ridículo (aunque es verdad que menos es nada). Me gustaría destacar las buenas prestaciones del sound system del main stage. Si te colocabas en medio, sentías toda la fuerza del trance a través de todo tu cuerpo. El secundario tampoco estaba nada mal, muy bien ecualizado, aunque notablemente inferior en cuanto a potencia.
Tras un merecido descanso, volvimos a acicalarnos con nuestros abalorios de guerra, dirigiendo nuestros pasos hacia la gran batalla que se libraba en el escenario principal. Poco que decir sobre el live de Freq, un pobre warm up para lo que se avecinaba, en primer lugar con Perfect Stranger, un simpático artista cuyo nombre se debe a la extraordinaria singularidad de su producción musical, tan incatalogable como efectiva. Voy a utilizar su propia descripción: “psychedelic progressive minimaximal techno trance”. No se me otra ocurre mejor.
Después de hora y media deleitándonos con su peculiar forma de entender el psy, apareció en cabina el bueno de E-Clip… ¡qué animal! El serbio no dejó a títere con cabeza a través de una sesión del progresivo más potente que he escuchado nunca. Acto seguido, Vertical Mode tenía la difícil tarea de continuar la buena línea trazada por su predecesor, y aunque disminuyó un poco la pegada del bombo, lo compensó con una buena serie de melodías psicodélicas. Más tarde, el afamado Logic Bomb disminuyó drásticamente la calidad musical, por lo que decidimos visitar el stage alternativo en busca de sonidos más interesantes… ¡y vaya si lo conseguimos!
Primeramente, fue el directo de The Delta (que luego veríamos en el principal como X-Dream) lo que nos hizo teletransportar nuestras mentes hacia terrenos musicalmente casi inexplorados (minimal-techno-trance?). Fue lo más bajo en bmps que escuchamos en todo el festival, pero también lo más insólito. No obstante, nuestro viaje astral no hizo más que comenzar, pues el nipón Tsuyoshi Suzuki terminó de ponernos en órbita con una sofisticada selección de psy-trance, tremendamente sensorial, casi podías tocar la música. Sin embargo, la programación del main floor resultaba demasiado seductora como para ignorarla, así que volvimos a poner rumbo hacia el epicentro del recinto.
Sin duda, fue una lástima perdernos el set de la carioca Altruism, de quien sólo pudimos disfrutar los últimos minutos. Psychedelic con mucha garra y elegancia, todo lo contrario que Eat Static, supuesto genio de la escena, del cual dicen que es en realidad un extraterrestre. Si es así, quizás debería plantearse bajar más a la tierra y revisar los últimos trabajos de sus colegas de profesión… y aprender de ellos. Su “full live show” fue de lo que peor sonó en todo el evento. Afortunadamente, el también británico Earthling (que curiosamente se traduce como “terrícola”), dio un giro de 180º a la situación a base de psychedelic recio y contundente, aunque abusó en exceso de paradas. Por lo menos se escuchó como debe sonar la electrónica contemporánea, alto y claro.
Hoy en día, Magik es uno de los productores más aclamados por otros artistas como colaborador en la creación de nuevos tracks. Su puesta en escena en Psy-Fi fue más que digna, full-on aguerrido y vertiginoso, oscureciéndose conforme iba cayendo la noche. Por fin en el stage principal, los eclécticos X-Dream desplegaron su directo más trancero. A diferencia de su actuación en el alternativo, aquí no escatimaron en subir el pitch de la velocidad, ni tampoco en la adición de un sinfín de matices sonoros, siguiendo el mismo rollo de acordes rasgados, como si el sistema de audio sonara distorsionado. MVMB se encargó del closing, aunque su sesión no se prolongó mucho debido a que les dieron las doce de la noche muy pronto. Otro día será…
Decidimos arrancar el día con fuerzas, por lo que nos tomamos un buen desayuno en la “Artistry Plaza”, una especie de chill out parcialmente cubierto cercano al main floor. Desde allí, pudimos presenciar el esperpéntico espectáculo conjunto entre el viejo Sphongle y Raja Ram. Tras el número de circo, Merkaba trajo a la pista los primeros sonidos medianamente serios del día, aunque su discurso resultó un tanto discontinuo, sin terminar de conquistar al gran número de tranceros que ya abarrotaron la carpa desde primera hora. El dúo Ticon terminó por echarnos de ese escenario con un repertorio extremadamente comercial, muy cercano al EDM, créanme.
De vuelta al alternativo, tan sólo pudimos degustar los últimos minutos de FX Tension, un joven pinchadiscos húngaro de estilo progressive. Para nuestra agradable sorpresa, el siguiente en actuar, un tal BLT, no era otro que Perfect Stranger, a quien ya vimos a primeras horas del día anterior. Como no podía ser menos, el californiano volvió a extasiarnos con su carisma y excelente trabajo tras los platos, a través de un set de techno-trance aún más profundo y minimalista que lo que escuchamos en el principal. Clase a raudales.
En cuanto finalizó su actuación, nos dirigimos nuevamente al main stage, la mejor programación del festival estaba a punto de comenzar. El emergente Ritmo fue adentrándonos en el planeta trance gracias a su progresivo con pinceladas goa. El israelí hizo una buena introducción al menú para gourmets del sábado. Nunca olvidaré el back to back entre Rinkadink y Element, quienes se marcaron una sesión categórica de redobles de bombos y subidones descomunales, con algunos guiños al dark-prog. Hasta los árboles bailaron. A continuación, otro cabeza de cartel procedente de Israel: Ace Ventura. Sobresaliente. Probablemente, lo que mejor se escuchó en todo el fin de semana. Tremenda ascensión desde progressive hasta psychedelic… y ojo que esto no hizo más que arrancar.
El siguiente artista ya nos destrozó las caderas en el Freedom de 2013. Hablamos de Sonic Species, quien, además de dar otro pequeño salto de cadencia, introdujo más psicodelia al espectro musical, dejándonos muy tocados física y mentalmente. Menos mal que la propuesta de 1200 Mics nos dio un respiro. Bajón de calidad, momento para tomar un respiro y prepararnos para el arreón final. Nos dimos una breve vuelta por los dos chill out, donde encontramos algo de paz. En uno de ellos sonaba ambient-trance y en el otro reggae y dub, ambos con sound systems más que aceptables.
Tras este pequeño receso, volvimos al escenario principal para disfrutar de una recta final de infarto. Otro viejo conocido, Lucas, ejecutó la que probablemente fue la mejor sesión del festival, técnica y estratégicamente. El británico hizo lo que quiso con nosotros, más oscuro de lo que acostumbra, rozando velocidades fulloneras. Seguidamente, el misterioso Regan dio continuidad al arsenal de bombos pesados. El surafricano no bajó el pistón en ningún momento, alcanzando definitivamente ritmos full-on, directo a la yugular. El cierre fue cosa del todopoderoso Burn in Noise. Ya saben… estampida de psy-trance frenético y contundente. Casi nos manda al hospital de Leeuwarden.
Está claro que a nadie le gusta que le corten el sonido a la medianoche, pero lo cierto es que este hecho permitió que afrontáramos el último día con energías suficientes. El domingo, el main floor abrió un poco más tarde, concretamente a la una del mediodía. El primero en circular por cabina fue Atmos, a quien ya vimos hace unos años en España gracias a Transition Festival. El sueco fue muy fiel a su estilo, es decir, progresivo melódico, bien elaborado, ideal para comenzar la jornada. Ni los chicos de Critical Choice ni Animato nos gustaron demasiado, por lo que aprovechamos para visitar el área alternativa y pegarnos nuestros últimos bailes allí.
En esa carpa nos esperaban otros DJs que conocíamos bastante bien: Gaby y Boom Shankar. La eslovena, desplegó un psychedelic demasiado alegre y previsible, aunque siempre es una gozada verla disfrutar a los mandos de la nave. Por su parte, el alemán hizo lo que sabe, sacudirnos con su progresivo acelerado, incluso goa, hilvanando un set arrollador, técnicamente perfecto. De vuelta al principal, Liquid Soul completó el programa de progressive hasta el ecuador de la jornada… El tramo final del festejo prometía emociones fuertes.
Teníamos muchas ganas de ver Loud, un tipo muy peculiar con un concepto de trance diferente al resto. Efectivamente, los rumores eran ciertos, su live fue todo catálogo de temas inéditos y originales, bastante technoide. Siempre me agrada descubrir nuevas tendencias, y más aún si funcionan tan bien en el dancefloor. Otro que triunfó a la grande fue Zen Mechanics, quien parece que definitivamente se ha decidido por apostar por la rama del psychedelic más directo y pistero. El holandés terminó cuajando una sesión espectacular, que de hecho alargó casi media hora. Alpha Portal continuó por esos derroteros, convirtiéndose en una de las sorpresas del festival, ya que no sabíamos que se trataba del nuevo proyecto conjunto entre Astrix y Ace Ventura. El resultado, como ya se imaginarán, fue toda una explosión de psy-trance que llenó de júbilo a todo aquel que seguía en pie.
El encargado del cerrar la cuarta edición de Psy-Fi fue el emblemático Tristan. Si algo caracterizó su actuación, fue la intensidad y el empuje de su incesante bassline, y es que el londinense no acometió ni una sola bajada. Desde luego, nuestras piernas ya no podían más, así que caímos como troncos en nuestras tiendas. El lunes por la mañana recogimos nuestros bártulos y regresamos a Rotterdam, donde nos esperan muchas más aventuras que contaros. El verano va llegando a su fin, y con ello se abre una nueva temporada de clubbing, y es que aquí en Holanda, el cambio estacional se nota bastante, afectando sensiblemente a nuestra party-agenda.
En resumidas cuentas, este festival ha cumplido con creces nuestras expectativas, y aunque quede algo por debajo de los magnánimos Freedom, Boom u Ozora, sin duda es un evento que tienen que considerar si les gusta el psy-trance. Además, Psy-Fi es mucho más que un festival de música, ya que el despliegue de arte y cultura trancera es abrumador, palpándose en cada rincón del recinto. Asimismo, me atrevería a decir que encontramos el mejor ambiente que hemos vivido nunca en un festival. Ahí es nada. La conexión entre público, sonido, entorno y decoración alcanzó cotas realmente cósmicas… si sigo viviendo por estas tierras, el año que viene asistiré a su quinto aniversario.
Autor: Pablo Ortega
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